a cubierto
- loc. adv. En lugar resguardado, defendido, protegido.
encubierto, ta
Del part. de encubrir.
- adj. Oculto, no manifiesto. Apl. a pers., u. t. c. s.
- f. Fraude, ocultación dolosa.
estrada encubierta
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El -entre-tiempo no existe.
Tampoco son los padres, por mucho que no sean ni frío ni calor (no es el caso).
¿Qué fue del otoño?
Octubre era de color ocre y brillante, como la pana que vestía en mi primer día de colegio en septiembre cuando ya refrescaba, con la humedad de las primeras lluvias que anticipaban un cambio.
Entonces, hubo una época en la que todo parecía posible, en la que la pana se convirtió en símbolo.
Hoy sin embargo, afloran las nostalgias, no porque el pasado fuera mejor, sino porque la lluvia limpiaba los atardeceres naranjas, porque aún no pesaba la añoranza de los otoños y las primaveras que se fueron haciendo pequeñitos, casi invisibles como el tiempo robado.
Crecí vestida con pantalones de pana mientras los otoños rojos habitaban los bosques y el recuerdo.
Allí donde la pana era campo abonado de los gnomos, del que crecerían charcos que mojarían los bajos de los pantalones y salpicarían las botas de agua.
Allí donde aprendimos de la espera, de la ansiedad, del frío, del calor.
Ahora que vuelve el tejido de mi infancia, llega cual intrusa al sur de los Pirineos, aquí donde no llueve, estado de alarmante ausencia, el otoño se refugia a cubierto de miradas polémicas donde muchos, incautos, no lo extrañan, mientras se vuelve rojo de vergüenza, quemado y asaltado con la impunidad que dan las sombras, encubiertas.
Y así, la pana se convierte en pena, perdida en este texto roto con el deseo que no asesinen ni un trozo más de nuestra tierra, que no se convierta en memoria seca, que no calcinen ni un solo recuerdo más como el de tantas escritoras a las que les negaron su voz, bosques y palabras sean y son patrimonio de todos que nos queman, porque son, un lugar donde quedarse, donde pensar.
Que llueva, tiene -mucho- que llover…
Hoy día de las escritoras, este texto es para Galicia, Asturias, Portugal; con todo mi cariño.
En éste país cuando no llueve, y «cuando llueve,….. es un desastre»,
desde el «otoño de la vida » ( J.L. Borges ).
Al Otoño de la VISA.
«Moncho Albridge»
Y sigue sin llover… y sigue sonando Pablo Guerrero en este silencio presente… «Tiene que llover… A cántaros»
Se busca un otoño en una tierra libre y con memoria. Que la lluvia llegue y se lleve este cinismo. Y, de camino, nos traiga unas gotas de cordura.
Sigamos buscándolo juntas, con nuestras maravillosas conversaciones eternas que extrañar cuando no están… Cumplimos dos años gracias a este blog 😀 Mua
Hoy ha empezado a llover, pero aún tiene que llover a cántaros.
Me ha encantado.
Gracias viajero austral.
Ni «a cántaros», ni con timidez… Presente irrespirable que a muchos no importa porque «hay que ver qué buen tiempo hace» 😦 Besos y casi casi felicidades 😉
La lluvia, los colores ocres, el olor a tierra mojada, me producen una sensación de placidez y bienestar, como leer tus artículos que además añaden música a las palabras. Un don «único y particular» que consigues en tus textos. En esta época donde nos estamos quedando sordos, ciegos y mudos. Es una delicia poder despertar los sentidos adormecidos.
me ha encantando.
Gracias. Ese otoño que ya se ha convertido en utópico aquí, es quizás parte de mi romance de la escritura. Toda historia se vuelve más jugosa si llueve fuera 😉 Besos.
Infanzia…memoria…
Sono stata bambina negli anni 70 e ho portato anche io i pantaloni di velluto a coste marroni, verdi e rossi, quei colori tipici dell’autunno che allora non mi piacevano per niente ma che oggi amo tantissimo.
E oggi a te va un ringraziamento speciale per avermi fatto conoscere questa stupenda poesia di Rosalia de Castro.
La tua cultura letteraria e musicale sono un dono davvero prezioso per me!
Grazie 1000 cara.
Il ritorno di velluto sara come il ritorno dell’ autunno qui. Magari.
È un grande piacere per me sapere che ti piaceva questa poesia 😀
La cultura sempre è un dono meraviglioso. Grazie un altra volta 😉