69. Del arte.

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arte

Del lat. ars, artis, y este calco del gr. τέχνη téchnē.

 

  1. m. o f. Capacidad, habilidad para hacer algo.
  2. m. o f. Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
  3. m. o f. Maña, astucia.

arte abstracto

  1. m. arte que prescinde de la imitación del natural y de las referencias figurativas.

el arte por el arte

  1. m. El arte como pura manifestación de la belleza por sí misma.

por arte de magia

  1. loc. adv. De modo inexplicable.

 

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¿Qué es el arte?

Para nosotros el arte es una aventura en un mundo desconocido, que puede ser explorado sólo por quienes están dispuestos a asumir el riesgo”. Mark Rothko.

El arte, como la emoción, es riesgo. Ocurre o no.

A veces, basta sólo una chispa; otras, se enciende poco a poco, con timidez. Y en el destello, se cuela la inspiración, aparece el genio de la imaginación, el mismo que quedó abierto y palpitante sobre la pasarela el pasado mes de septiembre, con sabor de continuación de lo que quizás fuera anticipo, pensé, de un nuevo viaje al amanecer del lejano oriente -¿quizás?- del crepúsculo invernal 2018/2019.

 

De nuevo, un viaje, el que ahora propone la firma Schlesser de la mano de Carolina Menéndez, que, dejándose llevar por el universo de Rothko, exprime el color, por bloques y contrastes; poniendo del revés su memoria cromática y arrancando el desfile desde las sombras a la claridad.

 

 

Así, como en un cuento, se viste de superstición a Caperucita, de elegancia a la nieta de un Yeti posmoderno y a una princesa apache arty esperanza que se redibujan como heroínas de la infancia, que luchan contra imposibles, convirtiéndolos en retos a superar.

 

 

Sobre la escena, se descuelgan cuadros de Rothko para cobrar vida, convertidos en un carrusel de colores donde desfila la metáfora; envuelta en fajines y recuerdos con sabor del sureste asiático, de líneas limpias y paredes vacías donde caminan las texturas: panas, terciopelos, lanas en sus múltiples versiones y variantes, colores y grosores, hasta el clasicismo del cuadro Harris dispuesto a echar a volar entre plumas de fantasía para llegar a una noche ligera y llena de color con organzas, lentejuelas y voiles que recuerdan a un verano que se fue, que está por llegar con la fluidez de los remolinos que agitan faldas, cabelleras y pensamientos.

 

 

Y si he de depositar mi confianza en algún sitio, la otorgaría a la psique del observador sensible y libre de las convenciones del entendimiento. No tendría ninguna aprensión respecto al uso que este observador pudiera hacer de estas pinturas al servicio de las necesidades de su propio espíritu; porque, si hay necesidad y espíritu al mismo tiempo, seguro que habrá una auténtica transacción.” Mark Rothko.

 

Carolina Menéndez lo ha vuelto a hacer: brinda un nuevo viaje por el arte como un refugio, convirtiéndolo en emoción que huele a teja mojada.

Gracias por la odisea a este lado del riesgo, porque ahí es todo sucede.

Para verlo las veces que hagan falta:

https://www.cosmopolitantv.es/cosmotube/videos/3344/

 

Un cuadro toma vida ante la presencia de un espectador sensible, en cuya conciencia se desarrolla y crece.” Mark Rothko

Y crece, y crece… Así como asalta la luz y los enamoramientos sobre la escena, habitando la misteriosa mirada cromática del artista.

Para mí un artista es alguien con una visión propia y la fuerza necesaria como para reflejar el mundo de forma sorprendente e inesperada.” Yasmina Reza.

 

64. De pasarela: la delicadeza. (V15.09.2017 Ángel Schlesser)

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pasarela

Del it. passerella.

  1. f. Puente pequeño o provisional.
  2. f. Plataforma móvil por la que se accede a un barco.
  3. f. Puente para peatones, destinado a salvar carreteras, ferrocarriles, etc.
  4. f. Pasillo estrecho y algo elevado, destinado al desfile de artistas, modelos, etc., para que puedan ser contemplados por el público.
  5. f. En un aeropuerto, túnel articulado que comunica el edificio de la terminal con un avión para el embarque y desembarque de los pasajeros.

 

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Hay lugares donde ocurre la magia.

Pasarelas entre un mundo y otro, universos dentro y fuera del marco, del escenario, del barco. Y dejando de lado los ripios, allí, donde sucede todo, empiezan los viajes.

Hubo uno que partió con el batir de las alas hacia un amanecer de verano, limpio, como la ingenuidad donde el tiempo no existiera y la levedad de las plumas anunció lo que vendría después: la delicadeza.

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Allí donde las certezas se superpusieron como tejidos y prendas, claroscuros y transparencias donde poder ser una y muchas mujeres a la vez, fundiéndose la piel con los colores ¡ay los colores!

Aquellos que rebañaron desde la Provenza hasta Hendaya al atardecer: rosas casi lavanda rota y seca por el sol, verde agua después de la siesta, y los eternos binomios blanco y beige; luz y trigo.

 

 

 

Y entonces, cuando el viaje sabía a tostada con mantequilla, las nietas y bisnietas que hubieran tenido Scott Fitzgerald, Zelda y el gran Gatsby hicieron aparición engalanadas de trajes sastre como el escándalo que una vez, Gabrielle Chanel soñó: vestir a mujeres libres, hacer de sus movimientos, su emblema. Abanderada como el chic de lo francés que aún pervive y sin duda, hubiera vestido esta colección dual: delicada y fuerte; líneas limpias, masculinas y llenas de feminidad, amarradas a nudos marineros en los detalles y a zapatos planos de cestería, de comodidad, incluso de memoria.

 

 

Como si el atardecer anticipara la noche, asomó la intensidad de diva lorquiana, vestida de nit, de verde, que te quiero verde, sin que la muerte encontrara a las mujeres pájaro bailando junto a la hoguera, tan roja como un recuerdo, tan blanco y marino como la luz y el mar.  Marineras en tierra envueltas en arena, cuyas texturas y fluidez se revolvían como el viento agita el pelo junto a un acantilado, en esa danza entre el agua y el fuego, tan esencial, tan telúrica.

 

 

Y quizás, el viaje antes del fin, anunciara un nuevo amanecer en el lejano oriente cuyos fajines dejaron con hambre de más, apetitos de una despedida circular, donde el carrusel se movió con el saludo discreto de Carolina Menéndez, quien soñó con aquella colección llena de sensibilidad, que no sensiblería hasta la nueva temporada, entre dos mundos.

 

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Hasta aquí el viaje que resultó del desfile de los diseñadores Carolina Menéndez y Alexandre García dibujaron, colorearon e hicieron posible creer en una magia de verano justo cuando empezó el sabor del otoño.

Aquí un vídeo con un resumen: https://www.cosmopolitantv.es/cosmotube/videos/3167/

 

Gracias Carolina por hacernos soñar otros mundos, por tendernos esta pasarela llena de magia, de viajes, de aromas y de música. Enhorabuena.