Verde. Del lat. virĭdis.
- adj. Dicho de un color: Semejante al de la hierba fresca o al de la esmeralda, y que ocupa el cuarto lugar en el espectro luminoso. U. t. c. s. m.
- adj. Dicho de un árbol o de una planta: Que aún conservan alguna savia, en contraposición al seco.
- adj. Dicho especialmente de un fruto: Que aún no está maduro. U. t. en sent. fig.
- adj. Dicho de una cosa: Que está en los principios y a la cual falta mucho para perfeccionarse.
- adj. Dicho de una persona: Inexperta y poco preparada.
- adj. Dicho de un cuento, de una comedia, de un chiste, etc.: Indecentes, eróticos.
- adj. Dicho de una persona: Que conserva inclinaciones sexuales impropias de su edad o de su estado. Viejo verde.
- adj. ecologista. Apl. a pers., u. t. c. s.
- m. Señal de tráfico de color verde que, en los semáforos, indica precaución. Al ver el verde, aceleró.
poner verde a alguien
- loc. verb. coloq. Colmarlo de improperios o censurarlo acremente.
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En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.
Federico García Lorca, Pequeño vals vienés.
Dicen que la esperanza se viste de verde.
Y de verde, Lorca a veces envuelve a la muerte.
La muerte con pucheritos de menta, de anhelo, el de una noche de verano que el cine retrató con seda verde, verde, verde.
Verde imaginación de Jacqueline Durran que hizo posible en Expiación aquel vestido trampa.
Trampa porque no era vestido, ni sólo un verde: eran dos piezas, cuerpo y falda que se combinaron según las luces y las sombras de 100 metros tintados de distintos tonos de seda verde, cambiante, para tantos planos como movimientos, los de una mujer saltamontes en la biblioteca, contoneándose por los pasillos, como la luz que reflejara.
Los reflejos de aquel espejo verde en el que mirarse, así como las tragedias se tragaron mejor, el boldo, la menta, la hierbaluisa, con el aliento fresco, el césped recién cortado.
Cortes en noches de luna llena, en la que más valiera desnudar a la manida y sobada esperanza y dejarla con sus misterios al aire, sin trampas ni artificios, sin el teatro de su mirada, farsa, sainete, que todos están, pero casi ninguno son como ese vestido trampa de seda de cien verdes.
Verdes como los mejores recuerdos: los olores, plantas que dan los buenos días, las hebras de té, los bosques, el sueño, el sabor de Lorca en mi boca, aceite de oliva virgen extra, esa mujer que soy cuando aprendo de los tiempos y las distancias, las ganas de pisar el acelerador cuando me empapo de música.
Y de la música, el lenguaje.
El lenguaje de una prenda, la del vestido trampa, la que el poeta no volvió a vestir, la que tal vez perfumó con aquella corona de azahar que nunca se puso, bajo las margaritas con las que soñó en la sexta luna, luna, lunática con dientes de plata que atravesó con sus versos todas las palabras ausentes que nunca más firmó, ni con el verde de su pluma, ni con el musgo de una roca ronca, que le quitaron, que nos arrancaron.
Arranquemos este año con el verde más buscado, para que Lorca, que dicen ahora que es de todos*, vuelva a ser verde vida, verde cambiante, incluso verde trampa, con la savia de sus versos que llenen páginas los diarios del reportero más dicharachero, en este mundo verde.

«MUPPETS MOST WANTED» (Pictured) KERMIT. Photo by: Jay Maidment ©2013 Disney Enterprises, Inc. All Rights Reserved.
Para Curro, gracias por hacer de la nuestra, una amistad tan verde como esta.
Con la añoranza de la poesía de Lorca, de Cohen. Dos desgarros.
*Para saber más acerca de los autores de dominio público: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/12/30/actualidad/1483092260_837815.html