102. Feeling blue, 2020.

azul

Quizá alterac. del ár. hisp. lazawárd, este del ár. lāzaward, este del persa laǧvard o lažvard, y este del sánscr. rājāvarta ‘rizo del rey’.

1. adj. Dicho de un color: Semejante al del cielo sin nubes y el mar en un día soleado, y que ocupa el quinto lugar en el espectro luminoso. U. t. c. s. m.

2. adj. De color azul.

3. m. poét. cielo (‖ esfera aparente que rodea la Tierra).

azul de ultramar, azul ultramarino, o azul ultramaro

1. m. Lapislázuli pulverizado que se usa mucho como color.

2. m. Materia colorante que se fabrica para sustituir al azul de ultramar.

azul celeste

1. loc. adj. azul claro. Apl. a color, u. t. c. loc. sust. m.

azul de mar

1. loc. adj. azul de matiz más oscuro parecido al que suelen tener las aguas del mar. Apl. a color, u. t. c. loc. sust. m.

ceniza azul

príncipe azul

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Azul.

Año azul.

Color coronado como pocos, Pantone acertó con el color, aunque errara el tono.

Nunca la moda había sido tan intrusiva. La moda, según la estadística, es el valor de mayor frecuencia en la distribución de datos. Es decir, lo que estamos viviendo con el azul quirúrgico. Qué lejos parece el tono Atlántico.

Estos meses se han llenado de tantas esperanzas como esperas, de ilusiones y desilusiones. Hemos bebido de una nueva versión de la soledad. Hemos aprendido del silencio como del ruido, y, sin embargo, ¿por qué sigue sabiendo amarga tanta incertidumbre?

Póngame otra ronda, Deep blue sea.

Y las canciones se vuelven azules, los besos se enfrían casi tanto como los abrazos que no nos damos. Vidas congeladas mientras el mundo gira en dos tiempos.

El azul quirúrgico se empaña: tapándonos la boca, lo que decimos, pero, sobre todo, lo que se nos atraganta. El vaho nos humedece los labios y lo que callamos -por aquello de un respeto- empieza a diluirse como la leche fría en el té. Como serán muchas relaciones después, después de tanto ego.

Porque el ego se empacha, llena las ciudades, se beba a sí mismo o se emborrache de justificaciones.

Las emociones que no se expresan, no mueren: son enterradas vivas y emergen después de las peores formas.”

Sigmund Freud.

Suyo, del azul quirúrgico -y alguna excusa de más- ha sido el año. Sin duda.

Lo que no sabíamos, cuando enero se tiñó de blues -de azul- Atlántico, era la fiereza de lo que era feeling blue.

BSO. Feeling Blue. Paul Desmond, 1996.

Feliz, sano y próspero 2021, entramados.

101. De necesidad.

necesidad

Del lat. necessĭtas, -ātis.

1. f. Impulso irresistible que hace que las causas obren infaliblemente en cierto sentido.

2. f. Aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir.

3. f. Carencia de las cosas que son menester para la conservación de la vida.

4. f. Falta continuada de alimento que hace desfallecer.

5. f. Peligro o riesgo ante el cual se precisa auxilio urgente.

6. f. Evacuación corporal de orina o excrementos. U. m. en pl.

de necesidad

1. loc. adv. necesariamente. Herida mortal de necesidad.

de primera necesidad

1. loc. adj. Dicho de una cosa: De la que no se puede prescindir.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Después de meses de circunstancias excepcionales -de excepción, por supuesto- ¿seguimos siendo los mismos? ¿Necesitando lo mismo?

Hagamos repaso.

De marzo a noviembre. ¿Hemos perdido algo por el camino? ¿Y ganado?

¿En qué medida se valoran?

Ahora sabemos que esto durará más de lo que imaginábamos entonces. Que habrá que tomar aire y seguir respirando en esta carrera de fondo. Que seguirá habiendo malos momentos, otros peores y esperemos que sean los menos, pero serán. Que algunos abrazos se están haciendo de rogar demasiado y que se nos empieza a hacer muy larga esta película distópica. Pero, después de todo ¿seguiremos creyendo en las utopías?

Las utopías pueden ser esas necesidades secundarias por las que seguir luchando, ésas que seguir deseando sin que las pequeñas derrotas cotidianas nos hagan rendirnos.

Porque ahí, ahí es donde la curiosidad, la imaginación y el pensamiento soplan más y más fuerte. Alimentados por la cultura; la música, la literatura… y también por el silencio. O al menos, la ausencia de ruido.

Porque igual que la sociedad se empeña en normalizarlo todo, menos estar rota. Eso no significa que no se trabaje en mejorar, pero tampoco estigmatizar sentirse mal. Y no, que no signifique instalarse en el sufrimiento, sólo admitir que podemos rompernos. Nos falta aprendizaje oriental. Desde el Wabi-sabi; entender y aceptar la imperfección, hasta el Kintsugi; hacer de las grietas, belleza, o el arte de reparar heridas. Que esa transformación, alimente. Porque en esta vorágine de cambios, de normalidades diversas, de necesidades básicas cubiertas ¿dónde quedan las emocionales?

El ser humano puede ser tremendamente previsible, pero también, dejar de serlo. Ni todos somos iguales, ni mucho menos las circunstancias son y se manejan de forma similar.

Lo que para un vecino puede ser y verse de un modo, no para quien viva pared con pared. Ni todos los refugios se pagan ni se compran. Mucho menos se entienden, a la vista está.

El calor humano es, por supuesto, una necesidad. Quizás no del modo gregario que se nos presupone, tal vez lo sea de un modo más profundo y comprometido. El mismo que puede convertir el mundo en hostil por el esfuerzo que muchas veces se acentúa con relaciones superficiales que también se han evidenciado estos meses.

Lástima no equivocarnos. Porque no, esto no nos hizo mejores como colectivo. Incluso, en ocasiones diría que lo contrario, evidenció más egoísmos y menos conciencia. Se pensó mucho en lo global y poco, muy poco, en los sujetos. En los individuos. En los solitarios. Aquellos que, fuera del consumo, parecían no interesar. Nada nuevo. Seguiremos sin ser un pack familiar de supermercado. Y se seguirá señalando lo que se sale de lo establecido. Y no porque no tengamos necesidades en lo social, simplemente, porque son distintas. Sin embargo, no queda lejos tampoco la decepción: descubrir que quienes no esperamos, forman parte de ese colectivo que cree que las normas y restricciones son para otros. No nos engañemos, la responsabilidad y la coherencia, siguen siendo valores caros para quienes viven barato.

No, la gente no acepta que, uno tenga su propia fe.

Y así seguimos, cher Brassens.

BSO. Ombra mai fu (nunca fue una sombra). Händel. Andreas Scholl.

Cada 22 de noviembre es un texto homenaje, al día de la música y al abuelo.