67. Lavandeiras de día -y de noite-

Ángel Lizcano Monedero

Ángel Lizcano Monedero

lavar

Del lat. lavāre.

  1. tr. Limpiar algo con agua u otro líquido. U. t. c. prnl.
  2. tr. Purificar, quitar un defecto, mancha o descrédito.
  3. tr. blanquear (‖ ajustar a la legalidad fiscal el dinero negro).
  4. tr. Dar color con aguadas a un dibujo.
  5. intr. Dicho de un tejido: Prestarse más o menos al lavado. Esta cretona lava bien.

 

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

 

Lavamos la cara, la mirada, el estómago, los ojos, la garganta, lavamos la ropa e incluso, los recuerdos, los blanqueamos tanto que se pierden las machas, aunque a veces, nos amarillean los blancos.

Prefiero no ensuciar los finales, acumularan o no telarañas, como también miro embelesada el tambor del programa de lavado delicado de la lavadora; el tiempo que casi nunca parece circular, se empapa de olvido de aquellas lavanderas de manos curtidas que el agua helada agrietaba hasta amoratarlas, hasta hacerlas sangrar.

Porque como en un cuento, los misterios se lavan a oscuras y de noche, como quien abandona un recuerdo, como en las películas llenas de silencios.

Como todo lo que callaron lavandeiras da noite, mujeres de la cultura popular gallega que lavaban su ropa de la sangre aún tibia de sus pecados o un mal parto, según las versiones, y que como Caronte en su barca, lo harían hasta pasarle el testigo a otro que las ayudara.

Y así, retorciendo las historias de este 2017, se lavan a mano:

  • Jerséis.
  • Blusas de plumas -desplumadas-.
  • Despedidas.

Los que quizás, no continúen camino.

Así es el lavado de delicado. Valgan los ripios con los que despedir el año de una morriña insolente, irreverente, y completamente permanente.

Otros en cambio, seguirán siendo noche en la lavandería, no se despegarán de la piel ni de la memoria por muy fría que sea el agua, aunque me deje las manos de color lavanda lavandera.

Lavanderas (bosquejo) Joaquin Sorolla Y Bastida

Lavanderas (bosquejo) Joaquin Sorolla Y Bastida

 

Feliz 2018 queridos entramados y gracias por seguir leyendo y comentando en este mundo en el que no sólo reservamos un rincón tranquilo, ni dejamos caer los párpados pesados como juicios, Benedetti me perdone el rapto.