Histeria.
(Del fr. hystérie, y este del gr. ὑστέρα, matriz, víscera de la pelvis).
- f. Med. Enfermedad nerviosa, crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos.
- f. Estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala.
~ colectiva.
- f. Comportamiento irracional de un grupo o multitud producto de una excitación.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
(Aviso a navegantes, el uso y abuso del siguiente texto puede provocar convulsiones petulantes, así como un extra de pedantería garantizada).
La RAE rasga en el origen etimológico del término griego hyaterá, que significa matriz, de ahí que se creyera que fuera una enfermedad de mujeres, como expone nuestro glorioso diccionario mencionando la frecuencia, no sin ingenuidad, y por tanto retrotrayéndose al “Útero ardiente” tratado mediante masajes manuales genitales hasta llegar al clímax. Y de ahí, la sanación. Paradójico.
La realidad de los síntomas unisex -reversibles- es el padecimiento de enfermedades sin problemas físicos, tales como trastornos motores, sensitivos y sensoriales, resultantes de un conflicto psicológico, convirtiendo a la matriz, primer hogar, en lugar común de los delirios transeúntes, transparentes. Donde nacen las pasiones; los encuentros y los desencuentros; donde cae el pudor para gozar en un paraíso convulso. Es justo ahí, pequeño rincón irracional, donde las modas se exprimen y regurgitan cual caldo de cultivo, para hacer del ser, el estar, postureo alimentado de síntomas oscilantes, cual identidad metonímica; si la barba -elemento irrenunciable de la moda anti-moda- hace al hipster;
¿de dónde viene el nuevo hombre del siglo XXI?
Del jazz.
Durante los años 30, “Hep” definía a músicos y público afines al estilo “Hot jazz” (existe cierta polémica acerca del interés del Swing, practicado mayoritariamente por blancos), que acabaron siendo llamados Hepcats, y durante la siguiente década, se remplazó por Hipsters, hacia el “Bebop”.
La primera vez que se definió el término Hipster fue en 1944 como «personas que gustan del hot jazz» en un pequeño glosario For Characters Who Don’t Dig Jive Talk (jive se refiere a la jerga de los músicos de jazz) con el álbum Boogie Woogie in Blue del pianista Harry Gibson, conocido como “Harry the Hipster”.
Más tarde, la cultura que los envolvía, creó contravalores propios fundamentados en el ‘carpe diem’; en disfrutar de la vida, incluso de cierto individualismo, sin embargo, controvertido. Y después, doble salto mortal para llegar al presente. De cómo la anti- moda, lo anti- convencional se convierte en comercial, haciendo de la hipsteria casi una marca de este siglo; puro planteamiento estético, lejos de su origen.
¿Y no es acaso la moda fruto de cierta histeria?
“Estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala.
~ colectiva.
- f. Comportamiento irracional de un grupo o multitud producto de una excitación.”
Después: ¿Qué queda de la identidad?
A continuación repunta la esencia de quienes son, a pesar de la moda, del tiempo, de la tecnología y del Banco Central Europeo; la identidad histórica (algo así como la memoria aniquilada de los vencidos) sigue generando estados de histerias colectivas en las altas esferas.
Pero volvamos a lo cotidiano.
Mi padre es un hipster.
Sí, no se asusten. Porque igual que es cierto que no todos saben ser mainstream con soltura, él luce sus barbas -actualmente más recortadas- desde hace varias décadas, sabiendo mantenerla siempre a su lado, algo así como “érase un hombre a una barba pegado” (pido el indulto a Quevedo por versionarlo, pero “no podía evitarlo”).
Mi señor padre no se debe al ser melenudo que fue –que aún es- rodeado de estofados barbudos, al más puro “lobo de mar Style”; excitación de quién descubre la pólvora.
Sin embargo, además del look, también comparten espacios de esa identidad masiva que puebla grupúsculos al más trendy estilo de pertenencia. Algo así como laberintos habitados de significados controvertidos.
Pero ¿qué más hay en la historia histérica de las barbas?
Símbolo de ideologías de izquierda en la Europa del siglo XX, también tiene su contrapartida en Estados Unidos pre Guerra Civil en zonas rurales, evidencia de la represión a negocios de barberías entonces habitualmente regentadas por afroamericanos. Así pues, las barbas del hombre blanco se fundamentaron en un boicot de segregación racial, en detrimento de su influencia social, económica y política, hasta que en 1850, la gran parte de las barberías acabaron en manos del hombre blanco.
Actualmente barberos ojipláticos descubren el significado de lo vintage mientras afilan cuchillas a modo ligero, Buñuel y Chaplin nos perdonen.
Retomemos a mi padre, que diría al otro lado del diván…
Lleva gafas de pasta azul, a juego con la mayoría de sus camisas, porque la coquetería es tan hipster que a veces no se aguanta ni ella, pobrecita, histérica…
También toma café y lee el periódico. El de papel.
Aficionado a música desconocida por muchos, o conocida por quienes podrían llamarla “viejuna”. Incluso a veces usa palabras que otros no entienden, del inglés.
Y como por la boca muere el pez, está contra los gourmets, pero es un señor de morro fino,que mientras se pase la hispteria, tendrá que seguir bregando cada sábado por la mañana rodeado de de la versión moderna de sí mismo 30 años atrás (como podéis descubrir en la última imagen *).
Pd. Veremos si el Bitter se convierte en el nuevo Vermú, que a su vez fue el nuevo Gin Tonic-Premium-. Al tiempo…
Dedicado a Arturito y a Juan Claudio Cifuentes “Cifu” para los amigos. Los fines de semana no serán lo mismo sin “A todo jazz”.