66. Shine on… Brilli, brilli.

glitter 1

humor

Del lat. humor, -ōris ‘líquido’, ‘humor del cuerpo humano’.

  1. m. Genio, índole, condición, especialmente cuando se manifiesta exteriormente.
  2. m. Jovialidad, agudeza. Hombre de humor.
  3. m. Disposición en que alguien se halla para hacer algo.
  4. m. Buena disposición para hacer algo. ¡Qué humor tiene!
  5. m. humorismo (‖ modo de presentar la realidad).
  6. m. Cada uno de los líquidos de un organismo vivo.
  7. m. Psicol. Estado afectivo que se mantiene por algún tiempo.

buen humor

  1. m. Propensión más o menos duradera a mostrarse alegre y complaciente.

humor negro

  1. m. Humorismo que se ejerce a propósito de cosas que suscitarían, contempladas desde otra perspectiva, piedad, terror, lástima o emociones parecidas.

mal humor

Tb. malhumor.

sentido del humor

 

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En los albores del año, permítanme la pedantería, me enfundé en lentejuelas y en un abrigo Yeti, peludo y azul. Meses después me supe cosiéndome unas plumas al bajo de una camiseta…

Sí, yo, que nunca he sido de llamar la atención, y menos en lo que a prendas se refiere.

¿Qué estaba pasando?

Pensé, apenas unos segundos, que era el efecto de una infancia en los años ochenta, del volátil peludo, el monstruo de las galletas y Papageno (juzguen lo que quieran, cada uno tiene los héroes que tiene).

Sin embargo, supe que la verdadera razón no era otra que el poso del humor que dejó aquella historia que convertí en ¿ficción? entonces recién terminada; con la que aprendí a reírme -incluso y sobre todo- de mí y de tantos momentos de pequeñas tragedias sin importancia que quedaron en aquellas páginas.

 

 

 

 

 

Que volvieran las oscuras golondrinas a nuestros balcones sus nidos a colgar sólo era cuestión de tiempo, el mismo en el que se digirieron y dirigieron tendencias que desayunamos como en la infancia devoraba galletas, y entonces, una noche triste de enero surgió la magia y ¡sorpresa! llegaron a mi armario y a mi vida unos leggins de terciopelo. Los mismos que cada día que visten mis piernas me recuerdan ese viaje inesperado que reconvertir. Y lo consigo, al final del día, me río de miedos que ya no están, que brillaron como un glitter ahora descolorido mientras me cosía las plumas me recordaron cómo volar lejos del glam que no viví. Sino el que me inventé.

Como todos, al fin y al cabo.

 

 

 

Y mientras, disfruto de lentejuelas diurnas y tardes de Yeti, de meriendas de terciopelo, de amaneceres emplumados y prejuicios relajados, siendo ésa mujer que fui, la niña que soñé, del derecho y Del revés (libro que, por cierto, cumple 4 años).

Come on! Shine on… BRILLI, BRILLI!

 

 

Y así, adivinen qué tendencia visto mientras escribo -y suscribo- de este otoño atonal, seco y musical, lleno de pájaros en la cabeza y hambre de recuerdos ‘aliñaos’ en este 22 de noviembre.

 

55. Bolitas de invierno.

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Bola.

Del occit. bola, y este del lat. bulla ‘burbuja, bola’.

  1. f. Cuerpo esférico de cualquier materia.

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Habrá quienes pensarán en la nieve, pero no. Cuando vuelve el frío, y aunque no sea 22 de diciembre y no nos toque el gordo, no sólo los árboles navideños se llenan de bolitas. Hay quienes, como yo, que nos colmamos de obsesiones por las que adornan la lana, el cashmere, el acrílico y demás sucedáneos de invierno.

Y así, comienza el asalto a las prendas de abrigo; arrancando una a una, la raíz del mal que cubren abrigos y jerséis.

La profesión me descubrió que mi obsesión tiene nombre, Pilling. Definido como efecto no deseado, conglomerado de fibras adheridas a la superficie de un tejido, que lo castigan por el rozamiento del mismo.

Y hasta ahí llega el acuerdo de las fuentes, porque unas defienden que sale más en fibras sintéticas de menor calidad, y largas; otras todo lo contrario, que cuanto mejor es, más corta, más fácil será que se desprenda y el roce genere esas bolitas odiosas.

Me llevan los demonios: son el cashmere, la alpaca y el mohair esos objetos de deseo que sin embargo me vuelven loca como si los despiojara. Sin dramatizar, pero así es.

Entonces quise aprovechar los conocimientos laborales (ja) y preguntar, pero la controversia salpica por todas partes. Por su parte, los laneros me aclaran lo que el oficio demuestra: artículos con pelo, acabado loden, rizados, boucles y cardados son carne de cañón.

Descubro con curiosidad los parámetros de pilling y a veces hay tejidos que nos sorprenden, ni las mejores calidades son garantía ni los más extremos acabados una derrota anticipada, y sorpresa, sorpresa, resulta que el mismo artículo en distintos laboratorios puede variar sus parámetros.

 

Rango Descripción Puntos a considerar
5 No hay pilling Buena resistencia
4 Pilling Reduce la resistencia
3 Formación de pilling Formación completa de pilling
2 Cambio considerable Cantidad considerable de pilling
1 Cambio severo Demasiado pilling

 

¿Entonces? Nos queda creer en la magia, en Tamariz, y en el revival vintage de aquellos hipsters que recuperaron las coderas, los chalecos y ¿por qué no, las pelotillas?
No crean que el tejido es una ciencia exacta, la cuestión palpitante, mucho más mundana que la de Pardo Bazán, se presenta despertando pesadillas antes de Navidad, pero como no sólo de cashmere vive el hombre, rebusqué composiciones y remedios. Y me pregunto:

¿Existe la composición perfecta?

No sólo cuenta la leyenda que así es, sino mi abrigo rosa pantone 2016, que invierno a invierno resiste con la discreción que da la delicadeza lo confirma. Y sin embargo, con abrigos de la misma tienda y misma composición llegó el desastre. Dicen que nadie es perfecto.

¿Existe el remedio perfecto?

Lo crean o no, leo con estupor que hay páginas que recomiendan afeitar las prendas. Sin crema, claro, a contrapelo. Lo que no dicen son las irritaciones que sufre el tejido, los cortes y las posibles calvas de una mano siniestra, que no zurda.

Y el invierno se llena de bolas, bolitas y bolazas, parecen crecer y crecer en derredor.

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Pd. Si me ven arrancando bolitas a jerséis o abrigos, no se asusten, llegó el invierno y las confianzas, y así, tirando de ellas, como de una trama posible e improbable, se me desprende la banda sonora de un otoño salvajemente literario, «Hasta los andares«.

Feliz 2017, entramado, colorido y

lleno de historias por las que brindar.

30. A pelo (destramando)

Deshilar destramar

pelo.

(Del lat. pilus).

  1. m. Filamento cilíndrico –y su conjunto-, sutil, de naturaleza córnea, que nace y crece entre los poros de la piel de casi todos los mamíferos y de algunos otros animales de distinta clase.
  2. m. En los tejidos, parte que queda en su superficie y sobresale en el haz y cubre el hilo. Caérsele el pelo a un vestido.
  3. m. Hebra delgada de lana, seda u otra cosa semejante.

al ~.

  1. loc. adv. Según o hacia el lado a que se inclina el pelo; como en las pieles, en los paños, etc.
  2. loc. adv. coloq. A punto, con toda exactitud, a medida del deseo.

a ~.

  1. loc. adv. coloq. Con la cabeza descubierta.
  2. loc. adv. coloq. Sin ropa, completamente desnudo.
  3. loc. adv. coloq. Sin protección, ayuda o defensa de cualquier tipo. Se enfrentó a la situación a pelo.
  4. loc. adv. coloq. al pelo (‖ a punto, con exactitud).
  5. loc. adv. coloq. A tiempo, a propósito o a ocasión.

soltarse alguien el ~.

  1. verb. coloq. Decidirse a hablar u obrar sin miramiento.

contra ~.

  1. loc. adv. a contrapelo.
  2. loc. adv. coloq. Fuera de tiempo, fuera de propósito.

 

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Se nos acerca un invierno más.

Sinuoso y peludo, con los flecos al aire.

Así como un revival del peluche de nuestra infancia.

Más de una -y uno- se ha soltado el pelo con satisfacción, seguro. Como yo.

artículo Pouf de Intesa para catálogo OI 2014 TRUCCO

artículo Pouf de Intesa para catálogo OI 2014 TRUCCO

 

artículo Pouf de Intesa para catálogo OI 2014 TRUCCO

artículo Pouf de Intesa para catálogo OI 2014 TRUCCO

 

Tendencias a parte, desde mi niñez, los pelos* han sido siempre parte de cierta fascinación contradictoria.

*Véase, pelo, hebra, hilo o fleco, variantes de lo mismo en mi imaginación, tal vez.

Así como el azafrán engalana un arroz, y las palabras componen un texto.

Deshilachaba aquel pequeño fetiche infantil -toalla reducida a una reliquia- hilo a hilo, como una historia deconstruida, trama a trama y se me quedaron las urdimbres desnudas.

A pelo…

deshilachar 1

Desflecadas,

¿o debería ser flecadas? Ya que sacar el fleco es precisamente la acción de dejar las urdimbres sin trama, o hacer de la ausencia -de trama-, el desenlace.

 

Máquina de desflecado

Máquina de desflecado

fleco.

(De flueco, y este del lat. flŏccu[m]).

  1. m. Adorno compuesto de una serie de hilos o cordoncillos colgantes de una tira de tela o de pasamanería.
  2. m. Borde deshilachado por el uso en una tela vieja.

desflecar.

  1. tr. Sacar flecos, destejiendo las orillas o extremos de una tela, cinta o algo semejante.

 

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Destramadas, quizá para desentrañar el mundo, como se deshilachan las historias en el olvido.

 

Y a contrapelo.

Así como hay amarres invisibles que marcan, tatúan a fuego, bien por ausencia o todo lo contrario.

Finalmente, acabé tramando universos a base de historias, de colores y aromas. Como un guiso, como un cuento, con el tacto como aliado desde mi infancia. Porque cuando no tenía en lápiz en la mano, deshilachaba mi pequeña reliquia pagana.

Y este otoño se imponen flecos y pelos.

Tejido de Batacchi Gori para poncho de Sfera

Tejido de Batacchi Gori para poncho de Sfera

Detalle de flecos de Batacchi Gori

Detalle de flecos de Batacchi Gori

No se sorprendan si me descubren en plena regresión desentramando historias, urdimbres y recuerdos…

¡Avisados quedan!

 

Pd: hoy 20 Noviembre, Día Internacional de la Infancia, Del revés cumple su primer año entre nosotros y en las librerías, y quienes quieran celebrarlo ¡os esperamos!

Estaremos el domingo 23 a las 12 en el cuentacuentos de la librería Topbooks de la calle Fuencarral.

¡Para quedarnos Del revés con l@s niñ@s que llevamos dentro!