
Poster visto en Venecia Marzo 2016.
mujer
Del lat. mulier, -ēris.
1. f. Persona del sexo femenino.
2. f. mujer que ha llegado a la edad adulta.
3. f. mujer que tiene las cualidades consideradas femeninas por excelencia. ¡Esa sí que es una mujer! U. t. c. adj. Muy mujer.
4. f. Esposa o pareja femenina habitual, con relación al otro miembro de la pareja.
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¿Qué es la mujer?
Lacan afirmó que «la mujer no existe» y francamente, la RAE no ayuda a tener una idea aproximada, ya que encontramos definiciones más propias de la Edad Media, que a falta de estigmatizarnos y llamarnos brujas, lo suaviza relacionándonos con la supuesta profesión más antigua del mundo: la prostitución; visión impensable en definiciones de nuestros compañeros de existencia, amigos hombres.
mujer de la calle
2. f. Prostituta que busca a sus clientes en la calle.
mujer de punto
1. f. prostituta.
mujer fatal
1. f. mujer que ejerce sobre los hombres una atracción irresistible, que puede acarrearles un fin desgraciado.
mujer mundana
1. f. p. us. prostituta.
mujer objeto
1. f. mujer que es valorada exclusivamente por su belleza o atractivo sexual.
mujer pública
1. f. prostituta.
Sin embargo, la cuestión de género afecta por igual, pues hay quien se plantea la masculinidad como reverso de la feminidad: «ser hombre es no ser mujer», basándolo en lo que no hay, quizás por eso el mundo avanza midiéndose por lo que no tiene. Así pues ¿ser mujer se define por lo que falta? Para muchos, sí. Porque en realidad, todos, hombres y mujeres, ¿acaso no estamos marcados por la falta en relación al otro? Pero no es eso lo que nos hace mujeres y hombres. ¿O sí?
Retomando las palabras de Lacan, todo parece indicar que efectivamente la mujer no existe, sino que efectivamente, como apostilló, seamos “una por una”, y añado, además podamos ser y no ser simultáneamente, o ser una cosa y su contraria.
Ser mujer no es vestirse de artificio. Y sin embargo también puede serlo.
Ser mujer no es ser madre. Y sin embargo también puede serlo.

¿Es usted 100 por 100 femenina?
Y en plena cuestión de identidad, hay quienes la sienten muy plenamente: muy madridista, muy catalán, muy hombre o muy mujer; ¿pero dicho estatuto superlativo no necesita del otro para constituirse? No olvidemos que a veces es una proyección ajena así como “los hombres no lloran” y demás trampas con las que convivimos como que una mujer inteligente, también pueda verse y sentirse bella, no por nadie, sino porque guste de sentirse deseable para sí misma.
Sí, amigos, la feminidad se cuestiona en más dimensiones de las que vemos a primera vista. La fuerza, la independencia y autonomía de las mujeres aún genera inquietud, incluso rechazo; se sigue prestando atención a cómo viste una mujer, no siempre por cuestiones de gusto, sino en muchos casos por intereses económicos de las cadenas y las audiencias para asimilar la actual cosificación; el perfil de mama chicho se ha maquillado y extendido hacia el lado masculino. No se trata de igualarnos en lo obsceno: ¿Acaso ésa no es la misma trampa de la que intentar salir?
Que una mujer decida sobre su cuerpo no debería convertirse en frivolidad, así como sus elecciones sobre su vida no deben ser cuestionables por nadie más que por una misma; no, no hay que aceptar esas pequeñas agresiones que nos tiran el respeto alcantarillas abajo, junto con la huida de un Harry Lime acorralado.
¿De dónde vendrá tanta agresividad hacia lo femenino?
Quisiera completar la idea de Simone de Beavoir añadiendo a la ecuación a mujeres de rivalidad silenciosa, casi invisible, incluso inconsciente. Y así, en plena proyección de fantasmas propios se alimentan en ese delicioso caldo de cultivo. Combinado con un poquito de muda envidia et voilà, ¡menuda sopa nos hemos montado!
En ese rincón, se lanzan las bombas que aniquilan esa racionalidad; utópico mundo de las ideas y los ideales. Y ahí, en plena antítesis especular donde parecen construirse realidades e identidades, me vuelvo a preguntar ¿qué es ser mujer? ¿Y qué no lo es?
Para mí SER es un compromiso, y ser mujer, una responsabilidad, conmigo misma en primer lugar, y con las demás como extensión. Es cierto que vivimos rodeados de micromachismos, pero los grandes cambios empiezan desde dentro, nada cambiará realmente si se sigue focalizando y poniendo en el otro (que bien puede ser la otra) todo lo que disgusta porque resulta más cómodo, así como desestigmatizar la vulnerabilidad y las faltas y reconocer a quienes eligen su papel de víctimas responsabilizando a los demás de su situación, sin embargo, igual que la música describe una realidad, a veces también la genera o la estimula y dicho planteamiento se acaba asumiendo como verdad, así como la letra de La donna è mobile:
La donna è mobile, qual piuma al vento,
muta d’accento, e di pensiero.
La mujer es voluble, cual pluma al viento,
cambia de palabra, y de pensamiento.
Claro que existen mujeres así, y hombres. Porque existen personas así. Del mismo modo que el semblante retratado por Sisa/ Sabina en la canción Mujeres fatal:
“Hay mujeres que dicen que sí cuando dicen que no”
Se trate o no de inseguridad-es, ahí queda la sombra de la duda de la argucia femenina, excusa sobada y resobada muy asumible de nuestra supuesta incoherencia para convertirnos en seres dominados por el útero; inestables, alterables y por supuesto, histéricas. Porque hombres histéricos no existen ¿verdad?
Hay tantos hombres y mujeres como universos y pensamientos posibles, pero las realidades y circunstancias son una por una, como decía Lacan, porque es innegable que, parafraseando a Sisa y a Sabina -no sólo ellos poetizan y profetizan- también existen aquellas:
“Hay mujeres que van al amor, como van al fracaso”
“Hay mujeres que sueñan condenas”
Y mientras, indigestión de tanto comer falacias, tanta low y fast food tiene efectos secundarios. Hay que mimar aquello de lo que uno se alimenta para luego poder aprender a procesarlo y tener digestiones felices que finalmente, nos repercutan a tod@s. Hagamos caso al maestro Benedetti (en Te quiero)
“y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos”
Mientras no se dinamiten las presunciones de cualidades femeninas -tomen nota- la igualdad seguirá como un horizonte, inalcanzable:
– Cariñosa y complaciente; fuerte y dócil.
– Buena profesional, cocinera y gestora del hogar.
– Buena amante, esposa, madre y amiga.
– Buena gestora y sacrificada.
¿A cuántas se nos ha exigido ser todas ellas en alguna ocasión?
Ahí estamos hijas, madres y abuelas; profesionales y estudiantes; ilusas y realistas.
La mujer que soy y quiero ser la construyo a diario, con mis faltas y mis luchas. Soy todas ellas y a veces ninguna, y sin embargo soy esa sombra pequeñita que me guardo para mí en un rincón de mi imaginación, pero no quiero ser en función de lo que nadie me imponga.
Gracias a las mujeres que -de cerca y de lejos Barbarella, Maria- con su respeto y cariño se han convertido en familia, nos una la música, la literatura y la amistad.
Gracias de nuevo a mi madre, a mis musicales tías adoptivas Rosa e Isabel y a Laia por su emocionante voz e interpretación.