96. Ventajas. 11.

 

11.

 

Exterior tarde.

 

 

Y entonces, el hechizo se hizo posible.

Volaron los aviones de papel.

En ellos, escritos los deseos, reencuentros, las ganas y palabras que podían seguir sembrando y construyendo un mundo mejor. O quizás, menos hostil.

Desde el anhelo de un cambio real. No desde una necesidad circunstancial y temporal. Ésa era la clave.

 

– Ahí está la enorme diferencia, te dices. –

 

Los aviones cayeron sobre parques, estanques y calles que se fueron llenando poco a poco.

También a los pies de muchos de los deshabitados.

Ellos llevaban tiempo fuera, sin dejar de hacer ruido.

Cuentan que los hubo que corrieron a por ellos, a guardárselos en los bolsillos -llenos- y los llevaban a casa como un botín.

 

Quizás los aviones de papel se hubieran convertido en la piedra filosofal.

Quizás contuvieran el secreto de la fortuna y de la felicidad.

 

Lo que no olvidaban, era que, igual que los cerebros eran de un uso, sólo una mirada limpia podría leer los mensajes.

Para el resto, no serían más que aviones de papel vacíos.

Tanto, como el eco que resonaba en aquel lugar.

Aquel, que, paradójicamente, se fue alimentando de odio.

Contagiándose e infectándose.

 

Después de todo, quizás el mundo no fuera a ser mejor, piensas.

Pero espera.

Silencio.

Otro silencio.

 

– Como en un truco de magia, sonríes. –

 

(Continuará).

Imágenes: Matteo Massagrande.

 

96. Ventajas. 9.

Matteo Massagrande 9

9.

 

Exterior día.

 

 

Echas un vistazo al calendario para saber qué día es.

Las mañanas ya no son frescas. Te sobra ropa.

Ventilas y después, bajas la persiana corriendo, antes que entre el calor.

 

– El calor que te falta, piensas. –

 

Fuera, siguen sin mirar para dentro.

El hambre sigue ahí, igual que el tiempo, en silencio.

Todo ese ruido se queda mudo.

 

– Y tú llenándote de tramas. –

 

Entonces, como en un rincón de tu imaginación, las cacerolas salen huyendo.

En la calle, se organizan para llenarse para quienes las tienen vacías desde hace días.

Así como las palabras se desprenden de voces deshabitadas.

Eligen a sus dueños, y no al revés.

Las palabras recuperan su poder, el de significar, y las cacerolas, el de alimentar.

Voz y alimento.

Contra lo que nos separa.

Contra una sed que no se sacia.

 

Las palabras tienen un sabor metálico, el del aluminio, el hierro, las idas de olla que se llenan de pan y garbanzos, de tomate y cebolla.

 

Así, como se arranca un hechizo con sabor a receta, o tal vez, viceversa.

 

(Continuará).

Imagen: Matteo Massagrande.

68. Ultras -violet-.

2018

ultra

Del lat. ultra.

 

  1. adj. En política, extremista. Apl. a pers., u. t. c. s.
  2. adj. ultraderechista. Apl. a pers., u. t. c. s.
  3. adv. desus. además (‖ para introducir información que se añade).

ultra-

Del lat. ultra-.

  1. elem. compos. Significa ‘más allá de’, ‘al otro lado de’. Ultramar, ultrapuertos.
  2. elem. compos. Significa ‘en grado extremo’. Ultraligero, ultrasensible.

 

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Vivimos un presente en el que muchos definirían “ultra” como radical ajeno o contrario a los pensamientos propios. Pasen a las redes y vean: estás conmigo o en mi contra, el pan de cada día.

Sin embargo ¿acaso no estamos en dirección obstinada y contraria a todos en algún aspecto, al menos?

Los grandes conflictos de cada presente lo son por los caldos de cultivo de pasados más o menos lejanos, más o menos pesantes.

 

Y un poco más cerca de lo mundano, asalta Pantone y propone Ultra Violet, color del año 2018, para que cada uno elija su propia aventura, inspirada con los ojos de quien las mira, de quien las inventa.

¿Es acaso un mensaje subliminal?

¿Qué hay detrás de este color?

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Lavanda de una tarde de verano en la Provenza con los abejorros torpones chocándose contra turistas aromáticos; capirotes de un paso de Semana Santa abarrotada, sea en silencio o a lágrima viva; comentarios ácidos, anti flemáticos de la prima Violet de Downton Abbey (permítanme la licencia de una británica gran ficción) y cómo no, el color emblema del feminismo, cuya reivindicación nace quizás de varias historias; la primera y obvia es la fusión de los dos colores asociados a los géneros: el azul y el rosa como símbolo de equidad e igualdad de oportunidades.

 

 

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Éste fue uno de los colores adoptados por la lucha sufragista británica en 1908 junto con el verde y el blanco. Las banderas tricolores se convirtieron en símbolo de movimientos de liberación a raíz de la Revolución francesa, y se eligieron porque según las palabras de la activista Emmeline Pethick «El violeta, color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada luchadora por el derecho al voto, simboliza su conciencia de la libertad y la dignidad. El blanco simboliza la honradez en la vida privada y en la vida política. Y el verde simboliza la esperanza en un nuevo comienzo«.

 

 

Amén que estuvieran en los guardarropas femeninos y fueran cotidianos e identificativos, descartando el rojo porque así eran las banderas de las mujeres de la Internacional.

En esa misma época, las empleadas de una fábrica de confección neoyorquina hicieron huelga por las nefastas condiciones laborales que soportaban, y el dueño la sofocó encendiendo la mecha, literalmente, dejándolas encerradas dentro.

Se quemó a más de 100 trabajadoras.

Se dice que el -ultra- violeta se convirtió en símbolo porque cuentan que era el color de los tejidos con los que estaban trabajando y del humo que salió de aquel incendio.

 

¿Quizás quiere Pantone que aprendamos a mirar con rayos ultra violeta?

Que miremos con las gafas de la desigualdad, de los menosprecios, de los abusos, porque no olvidemos, que ya no es sólo una cuestión de género, sino de derechos humanos, aprovechando que este año 2018 se cumple el 70 aniversario de la declaración de los mismos.

Sirva de homenaje a Virginia Woolf, la escritora violeta que hoy hubiera cumplido años, una mujer que se atrevió a mirar y a tener voz más allá de los muros que encontró, a sumar pensamientos y palabras como las que abren este año ultra violet;

no hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”.

BSO. Start Wearing Purple, de Gogol Bordello.

 

 

 

67. Lavandeiras de día -y de noite-

Ángel Lizcano Monedero

Ángel Lizcano Monedero

lavar

Del lat. lavāre.

  1. tr. Limpiar algo con agua u otro líquido. U. t. c. prnl.
  2. tr. Purificar, quitar un defecto, mancha o descrédito.
  3. tr. blanquear (‖ ajustar a la legalidad fiscal el dinero negro).
  4. tr. Dar color con aguadas a un dibujo.
  5. intr. Dicho de un tejido: Prestarse más o menos al lavado. Esta cretona lava bien.

 

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Lavamos la cara, la mirada, el estómago, los ojos, la garganta, lavamos la ropa e incluso, los recuerdos, los blanqueamos tanto que se pierden las machas, aunque a veces, nos amarillean los blancos.

Prefiero no ensuciar los finales, acumularan o no telarañas, como también miro embelesada el tambor del programa de lavado delicado de la lavadora; el tiempo que casi nunca parece circular, se empapa de olvido de aquellas lavanderas de manos curtidas que el agua helada agrietaba hasta amoratarlas, hasta hacerlas sangrar.

Porque como en un cuento, los misterios se lavan a oscuras y de noche, como quien abandona un recuerdo, como en las películas llenas de silencios.

Como todo lo que callaron lavandeiras da noite, mujeres de la cultura popular gallega que lavaban su ropa de la sangre aún tibia de sus pecados o un mal parto, según las versiones, y que como Caronte en su barca, lo harían hasta pasarle el testigo a otro que las ayudara.

Y así, retorciendo las historias de este 2017, se lavan a mano:

  • Jerséis.
  • Blusas de plumas -desplumadas-.
  • Despedidas.

Los que quizás, no continúen camino.

Así es el lavado de delicado. Valgan los ripios con los que despedir el año de una morriña insolente, irreverente, y completamente permanente.

Otros en cambio, seguirán siendo noche en la lavandería, no se despegarán de la piel ni de la memoria por muy fría que sea el agua, aunque me deje las manos de color lavanda lavandera.

Lavanderas (bosquejo) Joaquin Sorolla Y Bastida

Lavanderas (bosquejo) Joaquin Sorolla Y Bastida

 

Feliz 2018 queridos entramados y gracias por seguir leyendo y comentando en este mundo en el que no sólo reservamos un rincón tranquilo, ni dejamos caer los párpados pesados como juicios, Benedetti me perdone el rapto.