41. Contra las “it girls”.

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Natalie Portman en un fotograma de la película Closer.

It.

Pronombre de 3º persona del singular para designar ELLO; para animales u objetos.

No traducible como tal ni como sujeto al castellano.

It girls.

La primera en emplear el término británico IT GIRL fue la novelista y guionista Elinor Glyn en 1927 dirigiéndose a Clara Bow, la protagonista de la película IT.

IT, Clara Bow, 1927

IT, Clara Bow, 1927

Según VOGUE: “La definición exacta de ‘it’ (podría traducirse como “eso”) puntualizada por Glyn rezaba así: “La cualidad que poseen algunos de atraer a los demás con su fuerza magnética. Con ese “it” te ganas a todos los hombres si eres una mujer y a todas las mujeres si eres un hombre. Ese “it” puede ser una cualidad de la mente así como una atracción física”. Algunos atribuyen el origen de “it” al escritor Rudyard Kipling, que hizo la siguiente afirmación en un relato corto en 1904: “Ese “it” no es belleza, ni buena conversación. Es simplemente “it”.

It. (¿La cosa?). Detalles que marcan la diferencia, expresiones irreconciliables, o no trasladables perdidas en interpretaciones, ahí, en ese lugar mudo, en el que lo que no se nombra es lo que verdaderamente importa, lo que dirige apetitos, fantasías y demás intimidades irresistibles.

Así nos encontramos revistas que decoran la profesión de it girl, que “mujer objeto” ha quedado obsoleto, empapándolas de ese glamour a golpe de talonario que tanto vende, y haciendo lo posible por borrar el rastro de su origen, que poco tiene que ver con el desfile de uniformes sonrientes, en el mejor de los casos, que hasta a las malas caras se acostumbra una, y así nos pasa, que se hace de la ficción de revista, realidad, y ya tenemos el problema.

Me declaro contra las it girls producto de consumo, cómplices de la cosificación de la mujer (ya ni sujeto de deseo), convirtiéndonos en “ello” como si hubiera que estar orgullosa de un estilo de vida lleno, muy lleno sí, de cuentas corrientes, modelitos de marca y una voz dormida, muda y paradójicamente, generadora de tendencia.

Contra las it girls que no usan uso a su voz para la réplica, para cambiar el rumbo de este estado de perfecto maquillaje sin grietas; con un look de atractivo irresistible.

Contra las it girls que se olvidan de las palabras de George Steiner “lo que no se nombra, no existe” y nos hacen desaparecer un poquito a todas con su silencio.

Pero si a pesar de todo, hacemos lo posible por entender y convalidar el término IT, no hablemos sólo de it girls, hablemos de personas; hombres y mujeres, sin importar género y edad en este mundo de sobrevalorada juventud, cuyo atractivo sea capaz de descolocar fronteras y muros. Aprendiendo, por fin, a valorar la diferencia, a convivir con ella, dejando de fabricar clones que vistan y decidan cuál es la prenda estrella de la temporada para el gran público hambriento de mímesis.

(A continuación lo que yo entiendo por mujeres que tienen algo magnético e interesante, un atractivo personal al margen de cánones y productos de consumo).
Ellas sí tienen «it»…

Nina Simone 1969

Nina Simone 1969

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Simone de Beauvoir

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Diane Keaton

Concluyo con una mujer que demostró que no todo es traducible ni clasificable, sino que son esas interpretaciones –más o menos acertadas- en este mundo de equívocos convulsos, las que nos dirigen una y otra vez, nuestros apetitos más íntimos. Culpemos a quien culpemos.

PD. Hoy dedico este artículo a todas las luchadoras contra el cáncer, con todo mi cariño, así como al recuerdo de MVM del que ayer se cumplieron ya 12 años sin su verbo que me ha inspirado el título gracias a su «Contra los gourmets».

10. Confusiones de rompe y rasga

Bandera del Jacquard de la discordia de Bak Ay (Temporada 12-13)

Bandera del Jacquard de la discordia de Bak Ay (Temporada 12-13)

Confundir.

(Del lat. confundĕre).

1. tr. Mezclar, fundir cosas diversas, de manera que no puedan reconocerse o distinguirse.

2. tr. Perturbar, desordenar las cosas o los ánimos.

3. tr. equivocar.

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A estas alturas, ya sabemos que existen los estampados y los jacquards. Y sabemos, también, que no son lo mismo (ni parecido) y que no debemos confundirlos.
Lo sabemos porque lo hemos aprendido, como deberían hacerlo quienes tienen voz, difusión y capacidad de decisión en lo que es o no tendencia, quienes marcan como un faro ilumina y muestra, un camino de la moda con el peso de un líder de opinión.
Así pues, la pregunta del millón es:
¿Cómo una periodista de Voguela Biblia de la Moda– se permite confundir un estampado con un jacquard?

confusión Vogue detalle

Parte de la labor de un periodista, sea del ámbito que sea, es estudiar y documentarse acerca del objeto de estudio, del tema a desarrollar.
En este caso, siendo un artículo de Zara (que además conozco bien por formar parte de uno de nuestros muestrarios de un representado en alza), era fácil, apenas hay zona comercial que no esté presidida por este grupo, además, en caso que no se encontrara o estuviera agotada, se puede conseguir no sólo a través de la web, sino a través de la cortesía de la que hace gala a lo largo del reportaje. Pero no queda ahí, sino que el link no conduce al artículo en cuestión.

Es cierto, me resulta muy sorprendente, casi incluso escandaloso, que alguien que se le supone experto en moda pueda confundir ambos artículos; estampado y jacquard, sobre todo, por la publicación en la que trabaja, por el compromiso que ésta inspira, y por la seriedad que ofrece, del mismo modo que entiendo este trabajo, propio y ajeno.
Es cierto, también, que todos cometemos errores, todos nos confundimos, pero no todos tenemos una voz pública, ni nuestra palabra puede marcar o desterrar ciertas tendencias.
Y precisamente porque me tomo el trabajo en serio, valoro tanto a quienes hacen lo mismo con su trabajo, facilitándolo mutuamente.
Hay confusiones que quedan en el ámbito de la intimidad del agente, otros que conviven con nosotros como leyendas más o menos cómicas, o incluso ingenuas.
La diferencia reside precisamente en ese sutil y enorme detalle que lo cambia todo; la difusión.
Precisamente por la credibilidad que ésta viste, tiene en su labor, el compromiso del estudio y del contraste de una realidad objetiva, para evitar crear y alimentar errores desde la base.

Vogue, la publicación que se ha ganado el apelativo de “Biblia de la moda” tiene la obligación de cuidar sus textos como lo que son, el paradigma de influencia más o menos manifiesta, más o menos muda, de la moda traducida a un código o lenguaje comercial.
Para saber más acerca de la importancia de Vogue y de su compromiso con la Moda, aquí os dejo información de su icono, Anna Wintour, su editoria jefe;
http://es.wikipedia.org/wiki/Anna_Wintour

Porque aunque fuera criticada en la ficción (en Devil wears Prada), sabe la importancia del trabajo bien hecho y de las consecuencias de confusiones que rompen credibilidad y rasgan las vestiduras de seguidor@s.

una de las mejores formas de diferenciar Jacquard de Estampado es ver su revés y su construcción

una de las mejores formas de diferenciar Jacquard de Estampado es ver su revés y su construcción