61. Volantes volátiles.

OI 17 YSL

OI 17 YSL

Volantes. Del ant. part. act. de volar; lat. volans, -antis.

  1. adj. Que vuela.
  2. adj. Que va o se lleva de una parte a otra sin sitio o asiento fijo.
  3. adj. Mar. Dicho de ciertos elementos de un barco: Sueltos, que no están fijos.
  4. m. Guarnición rizada, plegada o fruncida con que se adornan prendas de vestir o de tapicería.
  5. m. Pieza, generalmente en forma de aro, con la que el conductor dirige un vehículo automóvil.
  6. m. Pequeña semiesfera de material muy liviano bordeada de plumas o tiritas de escaso peso que orientan su vuelo cuando es impulsada en juegos con raqueta.
  7. m. bádminton.
  8. m. Criado de librea que iba a pie delante del coche o caballo de su amo, aunque las más veces iba a la trasera.
  9. m. Adorno pendiente hecho de tela delicada, que usaban las mujeres para la cabeza.
  10. m. Am. Hoja impresa, de carácter político o publicitario, que se reparte en lugares públicos.

 

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De todos los volantes posibles, me quedo con los volátiles. Los que no son eternos.

En este mundo de contradicción en el que se valora y se desmiente la eternidad, aprendí de lo efímero.

No creo en el absolutismo del “para siempre” y quizás por eso, ni visto tatuajes y se me arremolinan los volantes que no tengo, los que me invento.

Que llegaran para quedarse o no es otra historia, pero nos acompañan esta primavera y este verano que nos arranca la piel a tiras y aún ni ha empezado.

Llegaron volando -¡cómo no!- de un otoño invernal o quizás viceversa, de la mano de grandes firmas como Saint Laurent, Alexis Mabille, Armani, Giambattista Valli, Givenchy…

 

No se hicieron de rogar para bajar al mundo de los mortales, más allá de pasarelas, y cayeron en gracia por quienes dicen marcar tendencia.

Y de la tendencia, el remolino.

También copias, claro.

Copias volantes.

Todo vuela.

Porque en realidad, “lo nuestro es pasar”, que decía el poeta Machado que amó “los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón”.

Así como se arremolinan volantes en los hombros, en las piernas, en los brazos, en el pecho, en la cintura, en todas partes; se enredan las ideas como las tendencias bajo la sombra de un volante volátil, aéreo, enorme, que se deshace como las alas de Ícaro.

Y de este final de primavera en la semana del fuego, giremos con un baile circular; calipso caluroso, volátil, volante…

 

Dedicado a mis compañeras del textil y de la vida que saben volar, en particular a Barbarella Volante perché tu sei sempre lì, qui, volante… 😊

 

33. Savoir faire marinero.

marinero, ra.

(De marina).

  1. adj. Dicho de una embarcación: Que posee las características necesarias para navegar con facilidad y seguridad en todas circunstancias.
  2. adj. Perteneciente o relativo a la marina o a los marineros.
  3. adj. Semejante a cualquier cosa de marina o de marinero.
  4. m. y f. Persona que presta servicio en una embarcación.
  5. m. y f. Persona que sirve en la Armada en el último escalón de la marinería.
  6. m. y f. Persona entendida en marinería.
  7. m. argonauta (‖ molusco).
  8. f. Prenda de vestir, a modo de blusa, abotonada por delante y ajustada a la cintura por medio de una jareta, que usan los marineros. nudo marinero

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Embarcados y al abordaje, como argonautas (dejemos a Jasón al margen) surcando los mares, atrapamos veranos futuros propuestos en París, allí donde todo comienza, donde se destapan las ideas.

Marineros en tierra rediseñan ecos de sirenas perdidas, a rayas azules y blancas.

Must de cada verano y tendencia convertida en clásico del chic de lo francés, tiene su discutido origen como jersey, o incluso atuendo íntimo en litografías de pescadores del Canal de la Mancha a principios de siglo XIX. Fue en 1858, durante el Segundo Imperio francés, cuando se estableció el uniforme oficial de los marineros: pantalón de pata ancha, camisa blanca con cuello azul, jersey de rayas (permitía localizar a los marineros a distancia o si caía por la borda; dicho diseño se visualizaba fácilmente entre las olas) y un abrigo corto de lana.

raya2

Por su lado, las camisas marineras tejidas en algodón de color crudo teñido con añil o índigo cuyo número de rayas no quedaba al azar; 21 rayas blancas de 20mm (se cree que significan el número de victorias de Napoleón en el campo de batalla) y 20/21 azules de 10mm para el cuerpo y 15 blancas y 14/15 azules para las mangas. Igualmente simbólicos son los colores; el azul representa el mar y el cielo; el blanco el lugar donde ambos se tocan en el horizonte o la espuma de las olas. Así, casi sin querer, se dibuja el salitre en mi piel… como se despierta el olor a mar, saltando entre las rocas, recordando incluso la bandera de Bretaña, Gwenn ha du en bretón, datada de 1923 diseño de rayas negras y blancas que representan las provincias del este y del oeste respectivamente, ciertamente distante de la épica napoleónica.

Apenas unos años antes, en 1917, Gabrielle Chanel viajó a la costa de Deauville (en la Baja Normandía, región donde la empresa Saint-James comercializó el diseño mantenido hasta la actualidad) y revolucionó el uniforme marinero vistiéndolo y fraguando lo que se convertiría en el básico chic, conquistando a mujeres gracias a su estilo innovador, fundamentado en la comodidad y facilidad de movimiento.

Villa La Pausa Roquebrune 1930 con perro Gigot Foto Cordon press

Sin embargo, fue Yves Saint Laurent el responsable de introducir las rayas marineras en la alta costura con su colección de 1966 “Matelot” (Marinero) de vestidos de rayas a base de paillettes/lentejuelas.

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Vestido de coctel Yves Saint Laurent.

Progresivamente se convirtió casi en seña de identidad de inspiradoras figuras culturales, como Picasso, Andy Warhol, Brigitte Bardot, Jean Cocteau, Ernest Hemingway, James Dean, Audrey Hepburn, Marilyn Monroe o Kurt Cobain.

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Jean Paul Gaultier tomó el relevo en varios de sus desfiles, desde 1978. En 1983 desarrolló la colección masculina Boy Toy y haciendo de las rayas el gran rasgo distinto de la maison Jean Paul Gaultier frente a las demás.

carolina_de_monaco_jean_paul_gaultier__ PV2007 Foto Cordon Press Giovanni Giannoni

Diseño de Jean Paul Gaultier 2007que vistió Carolina de Mónaco. Foto Cordon Press Giovanni Giannoni.

Así van pasando los años y las rayas (más o menos marineras) formando parte de ese deseado verano imaginario.

Algo así como un arroz junto al mar que soñamos en tierra adentro, como un guiso que nos transporte a esa orilla tan intensa, a la sombra del estado semi consciente, mientras suenan las chicharras de las tardes del estío.

A ese recuerdo fantástico que acaricia el imaginario y la realidad a partes iguales.

Así como se entrelazan las rayas, como aquel verano que soñamos en alguna tardes de largas y sabrosas digestiones.

«Gimiendo por ver el mar,

un marinerito en tierra

iza al aire este lamento:

«!Ay mi blusa marinera!

Siempre me la inflaba el viento

al divisar la escollera».

 

Rafael Alberti, Marinero en tierra, 1924.

alberti

28. Avispero

Avispero

avispero.

  1. m. Panal que fabrican las avispas.
  2. m. Lugar en donde las avispas fabrican sus panales.
  3. m. Conjunto o multitud de avispas.
  4. m. Concurrencia de personas que causan alboroto.
  5. m. coloq. Asunto enredado y que ocasiona disgustos. No quiero meterme en tal avispero
  6. m. Med. Grupo o aglomeración de diviesos, con varios focos de supuración, al modo de las celdillas del panal de las avispas.
  7. m. Cuba. nido de abeja.
  8. m. coloq. Cuba. Reunión de personas inquietas y agitadas.
  9. m. El Salv., Hond. y Nic. Conjunto de personas conflictivas y malintencionadas.

alborotar, o alborotarse, el ~.

  1. locs. verbs. Causar alteración y desorden en un grupo de personas.

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Caemos en avisperos constantemente. Y descubrimos que ni todas las avispas son agresivas, ni que por muy quieta que te quedes o por mucho que hagas para evitar que piquen depende una misma. Eludiendo aspavientos, claro.

Y con septiembre, vuelve ese aire de regreso, que transforma una realidad en un avispero frenético con tintes de ferias.

Feriamos de nuevo, y con cierta distancia e imaginación revoloteamos a cámara rápida las horas y los pasillos que recorrer. Stand a stand. Panal a panal. Incluso zumbando. Algunos forman nidos, otros muestran su lado genio-talentoso-agresivo cual avispa sacando su aguijón. Sociales y solitarias, como ellas, como nosotros. Un poco de todo.

Y así pasa el tiempo que culmina en Première Vision, allí donde están todos los que “están” donde hay que estar, valga la jugosa redundancia, y donde permiten estar a los que hacen por estar. Como decía en febrero, en esa fantástica torre de Babel de mil lenguas, de inspiraciones –incluso expiraciones- y de miradas.

Porque hay tantas como visionarios, incluso más.

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Carolina Herrera-pre-fall-2014. Vestido rojo abejas

Los hay que sueñan con retomar los veranos de su infancia e impregnan sus colecciones con rayas que rallan cierta nostalgia humorística (a medio camino entre la abeja Maya y un país multicolor… “Maya ven y háblanos de ti”) y otros que debieron querer revivir el sabor dulce de la miel de una juventud tardía en los p-anales de la historia.

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Y así llegan las inspiraciones para este otoño, entre avisperos y redes a modo de un panal que aún no es más que una dulce sugerencia que veremos hacia dónde se dirige.

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PD: Y para cerrar os dejo con esta frase de Yves Saint Laurent de quien podéis ver el biopic en “las mejores salas” (como se decía en nuestra tierna infancia):

Cuando amamos, estamos en peligro. Eso es lo que me gusta.”

Así pues, vivamos en peligro.

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