Confundir.
(Del lat. confundĕre).
1. tr. Mezclar, fundir cosas diversas, de manera que no puedan reconocerse o distinguirse.
2. tr. Perturbar, desordenar las cosas o los ánimos.
3. tr. equivocar.
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A estas alturas, ya sabemos que existen los estampados y los jacquards. Y sabemos, también, que no son lo mismo (ni parecido) y que no debemos confundirlos.
Lo sabemos porque lo hemos aprendido, como deberían hacerlo quienes tienen voz, difusión y capacidad de decisión en lo que es o no tendencia, quienes marcan como un faro ilumina y muestra, un camino de la moda con el peso de un líder de opinión.
Así pues, la pregunta del millón es:
¿Cómo una periodista de Vogue –la Biblia de la Moda– se permite confundir un estampado con un jacquard?
Parte de la labor de un periodista, sea del ámbito que sea, es estudiar y documentarse acerca del objeto de estudio, del tema a desarrollar.
En este caso, siendo un artículo de Zara (que además conozco bien por formar parte de uno de nuestros muestrarios de un representado en alza), era fácil, apenas hay zona comercial que no esté presidida por este grupo, además, en caso que no se encontrara o estuviera agotada, se puede conseguir no sólo a través de la web, sino a través de la cortesía de la que hace gala a lo largo del reportaje. Pero no queda ahí, sino que el link no conduce al artículo en cuestión.
Es cierto, me resulta muy sorprendente, casi incluso escandaloso, que alguien que se le supone experto en moda pueda confundir ambos artículos; estampado y jacquard, sobre todo, por la publicación en la que trabaja, por el compromiso que ésta inspira, y por la seriedad que ofrece, del mismo modo que entiendo este trabajo, propio y ajeno.
Es cierto, también, que todos cometemos errores, todos nos confundimos, pero no todos tenemos una voz pública, ni nuestra palabra puede marcar o desterrar ciertas tendencias.
Y precisamente porque me tomo el trabajo en serio, valoro tanto a quienes hacen lo mismo con su trabajo, facilitándolo mutuamente.
Hay confusiones que quedan en el ámbito de la intimidad del agente, otros que conviven con nosotros como leyendas más o menos cómicas, o incluso ingenuas.
La diferencia reside precisamente en ese sutil y enorme detalle que lo cambia todo; la difusión.
Precisamente por la credibilidad que ésta viste, tiene en su labor, el compromiso del estudio y del contraste de una realidad objetiva, para evitar crear y alimentar errores desde la base.

http://www.vogue.es/moda/dress-for-less/galerias/las-chaquetas-de-inspiracion-tribal-se-apoderan-del-armario/9760/image/729617 Otro ejemplo de jacquards que hacen pasar por estampados
Vogue, la publicación que se ha ganado el apelativo de “Biblia de la moda” tiene la obligación de cuidar sus textos como lo que son, el paradigma de influencia más o menos manifiesta, más o menos muda, de la moda traducida a un código o lenguaje comercial.
Para saber más acerca de la importancia de Vogue y de su compromiso con la Moda, aquí os dejo información de su icono, Anna Wintour, su editoria jefe;
http://es.wikipedia.org/wiki/Anna_Wintour
Porque aunque fuera criticada en la ficción (en Devil wears Prada), sabe la importancia del trabajo bien hecho y de las consecuencias de confusiones que rompen credibilidad y rasgan las vestiduras de seguidor@s.