109. Patrones y contradicciones.

patrón, na

Del lat. patrōnus; la forma f., del lat. patrōna.

1. m. y f. Defensor, protector.

2. m. y f. Santo titular de una iglesia.

5. m. y f. señor (‖ persona a la que sirve un criado).

7. m. y f. Persona que manda un pequeño buque mercante o una embarcación de recreo.

8. m. Modelo que sirve de muestra para sacar otra cosa igual.

10. m. Planta en que se hace un injerto.

cortado, da por el mismo patrón

1. loc. adj. Dicho de una persona o de una cosa: En la que se advierte gran semejanza con otra.

6. m. y f. patrono (‖ persona que emplea trabajadores). patrono, na

Del lat. patrōnus ‘protector’; la forma f., del lat. patrōna ‘protectora’.

1. m. y f. Persona que emplea trabajadores.

2. m. y f. Amo, ama.

3. m. y f. Dueño de la casa donde alguien se hospeda.

4. m. y f. Miembro de un patronato.

5. m. y f. Defensor, protector, amparador.

8. m. y f. Santo elegido como protector de un pueblo o congregación religiosa o civil.

9. m. y f. Señor del directo dominio en los feudos.

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No se nace mujer, se llega a serlo”.

Simone de Beauvoir.

Patrones. De todas las formas, colores y tallas. Propias, pero también ajenas.

De niña a mujer se pasa por infinidad de tallas, muchas de ellas, equivocadas. O simplemente intrusas, inadecuadas para nuestro cuerpo, para nuestra mente.

¿Qué ha significado ser niña para mí?

Otras cumplían perfectamente con su papel: sonrisas y vestidos. Y de mayores, una aspiración incuestionable: casarse y ser mamás. Ser agradables. De agradar. De complacer. Y eso, es el germen de futuras mujeres. De futuras frustraciones.

De aquellos barros, estos lodos. Ahora parece que nada de aquello nos define. Está de moda decirlo. Como si fuera un logro vivir en una indefinición constante. Que no nos definieran patrones clásicos, no significa que no fuéramos quienes fuimos, a nuestra manera.

A mí, de pequeña no me gustaban los vestidos. Quizás no fuera una elección, sin embargo, sí hubo otras decisiones que fueron calando en mi identidad.

¿Qué era entonces ser niña?

Yo ya jugaba a inventar historias. Aunque aún no las escribiera. Exploraba, construía casas con ladrillos, llenaba de tierra mi hormigonera, daba velocidad al tren, a los coches y jugaba a ser mil personajes. A veces, también era princesa. Pero no por sistema. No porque fuera chica. Aunque tuviera una cocinita, muchas muñecas y adorara el rosa.

Quizás, por encima de todo, era curiosa. Miraba más allá. Espero seguir haciéndolo. Porque ese rasgo sí me definió. Era más aventurera que ahora, sin duda. Incluso, tiraba con arco. Poco a poco, el mundo me enseñó lo qué se esperaba. De los niños y las niñas. Y yo quería escribir. Investigar. Y pensaba, pensaba mucho. Pero lo intelectual se asocia aún hoy a lo masculino.

Así, quizás, empecé a saltar de patrón en patrón. Tanto que, en la escuela trataban de ponerme etiquetas, patrones, frente a lo desconocido. Fui tantas cosas sin ser ninguna. Y así, la niña buena fue calándome. Para encontrar un lugar. Aunque no fuera de mi talla. A veces me apretaba y otras, me quedaba grande.

Síndromes hay de muchos tipos, formas y colores. Y lo que muchos veían como rebeldía, se tradujo para mí a ser una niña buena. La búsqueda de agradar a los demás, a quienes tiene miedo de decepcionar. La dificultad para decir que no o rechazar planes. La culpa cuando no se complace a otros. Y de tanto seguir las reglas, otros patrones crecieron, aunque fuera en contra de los deseos. Los propios. Así como medirlo todo, en particular, las palabras, aquellas que tienen el poder de herir al otro.

Más moldes. Más costuras. Más sutura. Y más germen de futuras mujeres.

Durante mi adolescencia me costó encontrarme con mi feminidad, quizás por aquello de todo lo que adolecía.

¿Qué significaba ser mujer para mí? ¿En quién quería convertirme?

Ésa fue siempre la cuestión. Aún lo sigue siendo.

Judith Butler amplía la mirada. Ser mujer no necesariamente tiene que ver con la biología. La expectativa relacional entre el sexo y el género es cultural. La discriminación siempre está ahí, para señalar lo que corresponde. O no. Los géneros también se aprenden. Y pueden llegar a constituirnos.

La mujer no existe; existen las mujeres de una en una.

Jacques Lacan.

Yo no era ellas. Ni aspiraba a serlo. Fui aprendiéndome deshaciendo patrones ajenos. Individualmente. Escuchándome. Aunque la discriminación siguiera ahí, a la sociedad le incomoda todo aquello que no conoce, o que no sabe controlar. Aunque quiero pensar, que cada día, se van erosionando esas viejas ideas talladas en la piedra.

Desaprendí patrones incómodos que no fueron nunca mi talla, me fui moldeando. Pero sin perder de vista la niña que jugaba a inventar historias, que no dejaba de mirar más allá. Por preguntona que fuera. Todo eso, bregando con las contradicciones. Que las hubo. Muchas. A borbotones. Las sigue habiendo. Y sí, aún creo que nuestros errores, nuestras decisiones, lo que hacemos con ellas, nos define. Porque, si no lo hacen ellas ¿qué lo hace?

Se me fueron llenando las costuras de mis cicatrices. Quizás viceversa. De todo lo que empujaba por resistir, dentro y fuera de mí. Aquellas puntadas invisibles, fueron creando tejido. El de muchos de mis vestidos. A los que, con los años, me acerqué. Y sin aparente sentido, sucedió la reconciliación con mi ser femenino. Con el que convivir a diario, ajena a patrones, a tallas, a gramajes que no fueran los propios. Porque, después de todo, será con mi piel con la que conviviré a diario. Y así es como llegué a ser mujer. Rasgándome las vestiduras, deshaciendo hilvanes ajenos y rompiendo patrones que no eran míos. Dejando de ser esclava de la mirada del otro -aún estoy en ello- para liberarme de amos de mí misma.

BSO. Agnes obel. The curse.

108. Vergel

Diseños de Isabel Marant para verano 2021.

vergel

Del occit. vergier.

1. m. Huerto con variedad de flores y árboles frutales.

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Flores, árboles y plantas. Frutos y bulbos. Raíces aéreas y subterráneas. Lisonjeras. Coquetas. Engalanan primaveras. Selvas, bosques y jardines. Sobre la piel, sobre estampados, sobre papel, pero, también, sobre suelos y paredes. Campo abonado y terrenos fértiles. Como los primeros días de verano. Los mismos que, en unos meses, levantarán cosechas.

Fascinación. Como un embrujo.

Embrujo: Pócimas y ungüentos. Recetas. Las de la nostalgia, anhelos que no fueron, los que vendrán. También mucho mortero donde macerar hierba fresca, aceites y emulsiones.

Se untan como mantequilla. Regados. Sin embargo, también los hay que ni con abono crecerán más. Se extinguen las máscaras. ¿Tisana verde de verdades incómodas? Dos tazas.

El desencanto ya no da más de sí, engordó durante la distancia, y, ¿después?

Después se hizo grande. Mayor aún. Se hinchó, se expandió y a puntito está de reventarse a sí mismo. Pero la vida sigue, a pesar o precisamente la desilusión. Porque hubo jardines que siguieron ahí. Resistieron, y también se hicieron enormes. Palmo a palmo de tierra, sin que nadie la esquilmara. No más. A pesar de las grietas y de la sequía. Hubo semillas que encontraron rendijas donde sobrevivir. Sólo necesitaron agua y luz. Algo de atención. O simplemente un pequeño cambio, de sustrato, ubicación o alimento. Y estallaron plantas, y quien dice plantas, dice afectos, incluso personas.

¿Cómo crece tu jardín? Eso mismo se preguntó Agatha Christie en boca de Poirot. Pregunta ingenua, casi inofensiva, acicalándose entre venenos ocultos y medias verdades.

Sin embargo, como sucedieron hechizos, también lo hizo el embrujo plantil, y para que se desarrolle un vergel se necesita:

  • Hacer una infusión de meteoritos y enfriar.
  • Arrancar decepciones muertas, así como cortar hojas secas y puntas abiertas.
  • Mimo. A raudales, pero sin destrozos.
  • Una pizca magenta que tiña algunas hojas de rosa, otras las diluya de esperanza.
  • Dejar caer la primera lluvia de verano y enfriar.
  • Después de un buen abonado a base de música bien machada en el mortero y algo de paciencia, ya está listo para servir.

Entonces, el vergel estalla, reventón. Embruja como si fuera una sonrisa limpia, sincera y sin dobleces. Igual que lo hacen algunos deseos, y muy pocas personas.

Pero también se dice que, cuando aparecen, se sabe. Porque tienen aliento fresco a libertad, ese saber y sabor de estar donde, cuando y con quien se quiere estar. Incluso, se florece, sin crisantemos.

El atardecer incluso parece desteñir, porque un vergel, también puede ser de color rosa. Palabra de Vogue:

https://www.vogue.mx/moda/articulo/estampado-de-flores-tendencia-primavera-verano-2021

Para J. Mi vergel favorito.

Bso. Baiuca, Embruxo.

107. Patchwork a mi padre.

padre

Del lat. pater, -tris.

1. m. Varón que ha engendrado uno o más hijos.

2. m. Varón en relación con sus hijos.

3. m. Varón con cualidades atribuidas a un padre, especialmente su carácter protector y afectivo. Era un padre para sus alumnos.

4. m. Varón que ejerce de padre.

5. m. Animal macho que ha engendrado una o más crías.

6. m. Macho en el ganado destinado a la procreación.

7. m. Cabeza de una descendencia, familia o pueblo.

9. m. Origen, principio.

10. m. Autor o creador de algo. Freud es el padre del psicoanálisis.

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No se nace padre, se llega a serlo.

De mi padre aprendí que hay una canción para cada momento. Pero, también los hay en los que todo se queda en silencio. Un pitido muy fuerte. Un destello brillante. Fundido a blanco.

Esos segundos en los que el universo se apaga. Abres los ojos. La vida sigue ahí, te desconectaste sin querer, sin poder evitarlo. Regresas con la boca seca, y el mundo, no dejó de girar. Tratas de pensar cuál sería la canción y no la encuentras. Sabes que te vas a esforzar. Te vas a esforzar en encontrarla y que no deje de sonar. Quizás, porque así, puedas evitar la siguiente caída. Pero ahí está. Habitando en ese enorme rincón de incertidumbre que has remendado más de una vez, y más de dos.

Te preguntas quiénes seréis después, cuando ya nadie escuche vuestras canciones. Cuando aún las recuerdes en silencio. Sí, te haces muchas preguntas. Demasiadas sin respuesta, concluyes. Y no te gusta, claro que no.

Pero, aunque no te guste, sabes que así es como nacen los cambios. Aunque hay días en los que te cansas de ser fuerte. De acumular retales de canciones y, como si fueran un patchwork, en vez de una carta, resuenan en tu silencio.

Y la buscas, la echas de menos… entonces…

“If you miss me at the back of the bus, and you can’t find me nowhere”

“Oh, benvinguts, passeu passeu, de les tristors en farem fum, a casa meva és casa vostra si que hi ha cases d’algú…”

“Terra da fraternidade, O povo é quem mais ordena, dentro de ti, ó cidade”

“Las ciudades son libros que se leen con los pies”

“This land is your land and this land is my land (…) This land was made for you and me”

“I avui que et puc fer una cançó, recordo quan vas arribar, amb el misteri dels senzills”

“Baga, biga, higa, laga, boga, sega, zai, zoi, bele, harma, tiro, pun!”

“Con con i pennacchi… «addio bocca di rosa, con te se ne parte la primavera»”

“Nin para mal, non o queremos NUNCA MÁIS”

“Nunca digas no puedo más y aquí me quedo…”

“La matas y aparece una mayor”

“Con lágrimas de ira callada, frente a la impostura, de quienes hicieron del robo, su genio y figura”

“Hoy apelo a mi conciencia y termino mi diatriba”

“Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan, decir que somos quien somos,

nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno”

“Es mayo, a punto los bogadores, anchoas y marmitako…”

Quince días de mayo como quince canciones para mi padre.

  1. If you miss me at the back of the bus – Pete Seeger
  2. Qualsevol nit pot sortir el sol – Jaume Sisa
  3. Grândola Vila Morena 🌹| Zeca Afonso
  4. Las ciudades son libros. Quintin Cabrera
  5. This Land is Your Land Woody Guthrie
  6. » Laura «Lluís Llach
  7. Baga Biga Higa – Mikel Laboa
  8. – Bocca di rosa -Fabrizio De Andrè
  9. – Orvallo – The Prestige- Miro Casabella
  10. Palabras para Julia – Paco Ibañez. –
  11. Sueño con serpientes – Silvio Rodriguez –
  12. Atenas en llamas (Aute)
  13. ME CAGO EN SU EXCELENCIA – Suburbano –
  14. Paco Ibañez – La Poesia es un arma cargada de Futuro …
  15. Mayo (Imanol Larzabal)

106. De cuentos, vuelos, alas y primavera.

cuentacuentos

1. m. y f. Persona que narra cuentos en público.

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Todos los cuentos de mi infancia tienen su voz.

Éranse muchas veces. Ni todas fueron un principio, ni un final.

Ella llegó a este mundo un día de tormenta. Al menos, eso cuentan. Sin embargo, desde muy pequeñita, ya era fuego.

Podría haber cruzado al otro lado del río o de la laguna sin Caronte, pero aún no lo sabía. Y, de no haber sido por ellos, hubiera tardado mucho más en aprenderlo, o quizás, no lo hubiera hecho nunca.

Quizás llenaron su infancia de flores, de buenos alimentos y de risas. Quizás, tan sólo le dieron algo tan pequeño y tan enorme como un lugar.

Y así fue creciendo, a los dos lados de la magia. Pero es cansado nadar contracorriente. Escondía sus alitas doradas de un mundo gris. El que la dibujaba en blanco y negro. El que la escribía con ideas que no eran las suyas. Pero el fuego no se apaga con cualquier tormenta. Eso también lo supo, aunque no dijera nada.

Los cuidados y afectos fueron revolucionarios en un mundo áspero. Cada una tuvimos nuestra propia suerte: hubo familias sin sangre y otras desmembradas, amistades incondicionales y amores improbables. También, todo lo contrario. Y como en un río, no dejó de resonar otra verdad verdadera: lo importante es la salud. Porque salud también fueron las elecciones. Las de aquellos vuelos necesarios, las que hicieron camino. Y la risa también alimenta. Aristóteles lo sabía, presuntamente dedicó su segundo libro de poética al humor, como instrumento de la verdad. La risa destruye al miedo, y sin él, la libertad está más cerca.

Y ella reía. Lo hacía con la supervivencia de un brote a destiempo. Trayendo siempre la primavera. Con cada carcajada le fueron creciendo sus alas de un oro tenue. Ésas que, algún día, la harían volar alto. Pero entonces, aún no lo sabía. Se le caían las plumas por no poder agitarlas. Por no darles el vuelo que necesitaban para no oxidarse. Y pintó en sus alas pequeños laberintos como si fueran un plan de huida. Igual que en las nubes, o las formas del agua. El mundo se llenó de patrones. Como si se tratara de un estampado gigante. Como si no se hubieran perdido los campos de amapolas, margaritas o girasoles.

Cuentan que incluso, le crecieron flores de un pasado que ya no existe. Otras, llenándose de silencio, se ahogaron en el olvido. Las que no pasaron a otro tiempo, quedaron a este lado y, es posible, que, a pesar de los pesares, aún la acompañen. Aún respiren con ella. Con cada uno de los cuentos que contó. Los que quedan por soñarse.

A mi madre.

pd. Estampados de la colección de LEV.

BSO. Birds On a Wire. Sur la place. 

105. Polemiza, que algo queda.

¿Existe la sororidad?

polemizar

Del gr. πολεμίζειν polemízein ‘luchar’, ‘combatir’.

intr. Sostener o entablar una polémica.

polémico, ca

Del gr. πολεμικός polemikós; la forma f., de πολεμική polemikḗ ‘arte de la guerra’.

1. adj. Perteneciente o relativo a la polémica.

2. adj. Que provoca polémica (‖ controversia).

3. f. controversia (‖ discusión).

4. f. Arte que enseña los ardides con que se debe ofender y defender cualquier plaza.

5. f. teología dogmática.

zona polémica

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Vivimos en un presente que, cada vez, resulta más polémico.

La controversia muchas veces se genera porque un discurso no coincide o encaja con sujetos que creíamos eran de una forma determinada. O incluso, con lo que nos devuelve el espejo en un momento tan delicado.

Se idealizan: la familia, la amistad, la pareja… pero ¿dónde sobreviven solos?

En todas suele fallar lo mismo: la falta de cuidado. Y, claro, es extrapolable a la sociedad. Se exige constantemente lo que rara vez se ofrece. Y lo peligroso, es la falta de autocrítica o de autoconciencia.

¿Por qué resulta polémico desvincularse de los lazos familiares tradicionales? Por lo mismo que reivindicar la amistad en este momento de desamparo y abandono. Todo atravesado por lo mismo: el ego.

¿Existe la sororidad? La experiencia se me revuelve para desviar siglos de rivalidad femenina. Porque ahí está, con su larga sombra inconsciente. Ésa que se invisibiliza proyectando las inseguridades en otras. Sean o no compañeras, sean o no amigas o aliadas. Porque, a veces, parece que existe la amistad, otras, ni eso. Podría decir que me han roto el corazón más mujeres que hombres. Aquellas que creía amigas.

Sin embargo, hablar de los conflictos parece significar desde un muro a una grieta por la que no muchas quieren atravesar. Todo funciona mientras no se reivindique un malestar. Ese lugar del cuidado y el afecto que se presupone incondicional. Y, tal vez, ese sea el caldo de cultivo perfecto para romantizar la precariedad. De todos los ámbitos, humana, emocional, y claro, económica. Así, se convierten en tendencia.

Las desigualdades o injusticias tienen consecuencias. De ahí bebe la indignación, la frustración y el desasosiego. ¿Nos suena?

Sin embargo, así fue como caló el bronceado en las clases pudientes cuando antes era sinónimo de trabajo. Y caímos, claro que lo hicimos, porque, ¿quién quiere parecer enfermo?

Pues… quizás esta sea una premisa demasiado atrevida. Los hay, por supuesto. El ser humano no dejará de sorprenderme. Capaz de un espíritu de lucha increíble pero también del propio abandono a una pulsión de muerte peligrosa.

Y así sucede, vivimos rodeados de impactos que invierten la inspiración en este viaje hacia lo lumpen, y no, no me refiero a la estética. Más bien a la ética.

En el fondo, caímos en la trampa, aquella que muchos exprimen hasta dejar seca, polemiza, que algo queda.

Pero profundizar más allá, hablar de las heridas o hacerlas visibles, sigue siendo terreno abonado para los prejuicios y demás improperios por tratar de vivir coherentemente.

BSO. Who will comfort me? Melody Gardot.

A mi madre y a vosotros tres que demostráis aquello que decís; J, I, C.

104. Aniversarios sin feria.

aniversario, ria

Del lat. anniversarius ‘que se repite cada año’.

1. adj. p. us. anual.

2. m. Día en que se cumplen años de algún suceso.

3. m. Oficio y misa que se celebran en sufragio de un difunto el día en que se cumple el año de su fallecimiento.

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The moon is yellow silver.

Tom Waits.

Mes de aniversarios.

Irremediablemente nostálgica.

Sin embargo, resuena una pregunta ¿cuándo volveremos a vivir?

Ser moderadamente infeliz y otras formas de supervivencia. Desde hace tiempo, quien más, quien menos, dejamos pasar las horas, aprendiendo a sobrevivir en cierta soledad, distancia mediante. A estas alturas ya sabemos quiénes sí y quiénes no. También que el encuentro con el otro es más frágil de lo que hubiéramos querido.

La vida no era esto.

Sabíamos vivir bien. A pesar de las trampas y los disgustos, de los errores y los engaños. Ahí estábamos, tomando decisiones. Porque elegir también era vivir. O viceversa.

¿Cuándo los extremos se hicieron más lejanos?

Vivir como si no hubiera mañana, o sacrificar vida por responsabilidad. Los sacrificios también pesan. La imaginación va haciéndose pequeña, tomando la forma de las cuatro paredes que nos habitan. ¿O era al revés?

Diez años ya.

No hubiera podido imaginar hace un año que estaríamos así, sin poder celebrar los años de oficio textil de cerca. Todo tan lejos y con un paisaje herido.

Los lugares a los que regresar se siguen acumulando.

Me falta París como nunca. Como no imaginé que lo añoraría tanto sólo un año después. Porque no era sólo un lugar al que regresar, París siempre fue mucho más. Lo sigue siendo.

París volverá a anticipar la primavera y a colorear los otoños. Y mientras, podemos seguir soñando, imaginando sus rincones y escribiendo todas las historias que, quizás, podamos acabar rozando algún día.

La escritura cárcel arranca. Es la vida que dejamos en suspenso mientras seguimos arañándole días al calendario.

BSO. All the world is green. Versión Birds on a wire.

103. 2021 de dicotomías y …

dicotomía

Del gr. διχοτομία dichotomía.

1. f. División en dos partes.

2. f. Práctica condenada por la recta deontología, que consiste en el pago de una comisión por el médico consultante, operador o especialista, al médico de cabecera que le ha recomendado un cliente.

3. f. Bot. Bifurcación de un tallo o de una rama.

4. f. Fil. Método de clasificación que consiste en dividir en dos un concepto sucesivamente.

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Este 2021 arrancó con un peso, color plomo, que no fue suyo.

Expectativas colmaron las mesas de un pasado reciente, destello mágico. Como si fuera el año, y no nosotros, quien lo construye. Palmo a palmo, paso a paso, y también, en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos. *

Así nos convertimos en fracciones. El universo pudo ser infinito, pero dejó de mirarnos porque no saldríamos mejores, no. Nos llenamos de la garganta de silencio, de luces y sombras. Nos las bebimos todas hasta arrancarnos la piel muerta y, ventilamos una vez más.

Las calles volvieron a llenarse, más que antes. Cuando la vida palpitaba en una sola sintonía. Así, con la letanía de instrucciones incumplidas, se quejan de indecencias quienes las siguen acumulando.

Y los dioses, agotados, se echaron a dormir Dejaron un rastro de plomo, ése por el que entró el 2021. Arrastrándose, también pasó el anhelo de un Godot puntual. Lo hizo después de devorar a Gargantúa y dejarle los restos a Pantagruel. Así, colina abajo, lo esperaría una vez más Caronte sin poder mirarlo a los ojos. Sólo vio el resplandor que dejó en sus huellas. Lo que no sabía, era que aquel brillo, no era más que aluminio, tan barato como las intenciones de segunda que fue acumulando entre las sombras.

Pero bajo las aguas negras, había más plomo, ése que pocos recordaban. La metralla de demasiadas batallas que aprendieron a convertir en provecho. Y, buceando; lo desconocido. La incertidumbre nos siguió devorando. Mientras algunos lucharon por convertirla en plata u oro. Seguir batallando, aunque otros siguieran negándola.

La solidez del plomo burbujeó bajo el humedal. Como si fuera la primera luz del amanecer, salpicó como una copa de champagne. Lejos de allí, en algún rincón a punto de extinguirse, estaba la sed dorada de Saturnine, que escribió Amélie Nothomb. Allí, a punto de beber la primera y última copa de un año que casi, no existió. Se desvistió de tanta sobriedad para empezar el año envuelta en oro, de aquel color asintótico que regresaría para llenar de luz y optimismo un año que, seguiría en manos de quienes seguimos escribiéndolo, palmo a palmo, paso a paso y, claro, codo a codo.

*Poesía “Te quiero”, de Benedetti.

alquimia

Del ár. hisp. alkímya, este del ár. clás. kīmiyā[‘], y este del gr. χυμεία chymeía ‘mezcla de líquidos’.

1. f. Conjunto de especulaciones y experiencias, generalmente de carácter esotérico, relativas a las transmutaciones de la materia, que influyó en el origen de la química.

2. f. Transmutación maravillosa e increíble.

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BSO. Yumeji’s theme.

La señora Woolf en su aniversario, tenía razón;
«no se puede encontrar la paz evitando la vida»

The moon is yellow silver.

Tom Waits.

102. Feeling blue, 2020.

azul

Quizá alterac. del ár. hisp. lazawárd, este del ár. lāzaward, este del persa laǧvard o lažvard, y este del sánscr. rājāvarta ‘rizo del rey’.

1. adj. Dicho de un color: Semejante al del cielo sin nubes y el mar en un día soleado, y que ocupa el quinto lugar en el espectro luminoso. U. t. c. s. m.

2. adj. De color azul.

3. m. poét. cielo (‖ esfera aparente que rodea la Tierra).

azul de ultramar, azul ultramarino, o azul ultramaro

1. m. Lapislázuli pulverizado que se usa mucho como color.

2. m. Materia colorante que se fabrica para sustituir al azul de ultramar.

azul celeste

1. loc. adj. azul claro. Apl. a color, u. t. c. loc. sust. m.

azul de mar

1. loc. adj. azul de matiz más oscuro parecido al que suelen tener las aguas del mar. Apl. a color, u. t. c. loc. sust. m.

ceniza azul

príncipe azul

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Azul.

Año azul.

Color coronado como pocos, Pantone acertó con el color, aunque errara el tono.

Nunca la moda había sido tan intrusiva. La moda, según la estadística, es el valor de mayor frecuencia en la distribución de datos. Es decir, lo que estamos viviendo con el azul quirúrgico. Qué lejos parece el tono Atlántico.

Estos meses se han llenado de tantas esperanzas como esperas, de ilusiones y desilusiones. Hemos bebido de una nueva versión de la soledad. Hemos aprendido del silencio como del ruido, y, sin embargo, ¿por qué sigue sabiendo amarga tanta incertidumbre?

Póngame otra ronda, Deep blue sea.

Y las canciones se vuelven azules, los besos se enfrían casi tanto como los abrazos que no nos damos. Vidas congeladas mientras el mundo gira en dos tiempos.

El azul quirúrgico se empaña: tapándonos la boca, lo que decimos, pero, sobre todo, lo que se nos atraganta. El vaho nos humedece los labios y lo que callamos -por aquello de un respeto- empieza a diluirse como la leche fría en el té. Como serán muchas relaciones después, después de tanto ego.

Porque el ego se empacha, llena las ciudades, se beba a sí mismo o se emborrache de justificaciones.

Las emociones que no se expresan, no mueren: son enterradas vivas y emergen después de las peores formas.”

Sigmund Freud.

Suyo, del azul quirúrgico -y alguna excusa de más- ha sido el año. Sin duda.

Lo que no sabíamos, cuando enero se tiñó de blues -de azul- Atlántico, era la fiereza de lo que era feeling blue.

BSO. Feeling Blue. Paul Desmond, 1996.

Feliz, sano y próspero 2021, entramados.

101. De necesidad.

necesidad

Del lat. necessĭtas, -ātis.

1. f. Impulso irresistible que hace que las causas obren infaliblemente en cierto sentido.

2. f. Aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir.

3. f. Carencia de las cosas que son menester para la conservación de la vida.

4. f. Falta continuada de alimento que hace desfallecer.

5. f. Peligro o riesgo ante el cual se precisa auxilio urgente.

6. f. Evacuación corporal de orina o excrementos. U. m. en pl.

de necesidad

1. loc. adv. necesariamente. Herida mortal de necesidad.

de primera necesidad

1. loc. adj. Dicho de una cosa: De la que no se puede prescindir.

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Después de meses de circunstancias excepcionales -de excepción, por supuesto- ¿seguimos siendo los mismos? ¿Necesitando lo mismo?

Hagamos repaso.

De marzo a noviembre. ¿Hemos perdido algo por el camino? ¿Y ganado?

¿En qué medida se valoran?

Ahora sabemos que esto durará más de lo que imaginábamos entonces. Que habrá que tomar aire y seguir respirando en esta carrera de fondo. Que seguirá habiendo malos momentos, otros peores y esperemos que sean los menos, pero serán. Que algunos abrazos se están haciendo de rogar demasiado y que se nos empieza a hacer muy larga esta película distópica. Pero, después de todo ¿seguiremos creyendo en las utopías?

Las utopías pueden ser esas necesidades secundarias por las que seguir luchando, ésas que seguir deseando sin que las pequeñas derrotas cotidianas nos hagan rendirnos.

Porque ahí, ahí es donde la curiosidad, la imaginación y el pensamiento soplan más y más fuerte. Alimentados por la cultura; la música, la literatura… y también por el silencio. O al menos, la ausencia de ruido.

Porque igual que la sociedad se empeña en normalizarlo todo, menos estar rota. Eso no significa que no se trabaje en mejorar, pero tampoco estigmatizar sentirse mal. Y no, que no signifique instalarse en el sufrimiento, sólo admitir que podemos rompernos. Nos falta aprendizaje oriental. Desde el Wabi-sabi; entender y aceptar la imperfección, hasta el Kintsugi; hacer de las grietas, belleza, o el arte de reparar heridas. Que esa transformación, alimente. Porque en esta vorágine de cambios, de normalidades diversas, de necesidades básicas cubiertas ¿dónde quedan las emocionales?

El ser humano puede ser tremendamente previsible, pero también, dejar de serlo. Ni todos somos iguales, ni mucho menos las circunstancias son y se manejan de forma similar.

Lo que para un vecino puede ser y verse de un modo, no para quien viva pared con pared. Ni todos los refugios se pagan ni se compran. Mucho menos se entienden, a la vista está.

El calor humano es, por supuesto, una necesidad. Quizás no del modo gregario que se nos presupone, tal vez lo sea de un modo más profundo y comprometido. El mismo que puede convertir el mundo en hostil por el esfuerzo que muchas veces se acentúa con relaciones superficiales que también se han evidenciado estos meses.

Lástima no equivocarnos. Porque no, esto no nos hizo mejores como colectivo. Incluso, en ocasiones diría que lo contrario, evidenció más egoísmos y menos conciencia. Se pensó mucho en lo global y poco, muy poco, en los sujetos. En los individuos. En los solitarios. Aquellos que, fuera del consumo, parecían no interesar. Nada nuevo. Seguiremos sin ser un pack familiar de supermercado. Y se seguirá señalando lo que se sale de lo establecido. Y no porque no tengamos necesidades en lo social, simplemente, porque son distintas. Sin embargo, no queda lejos tampoco la decepción: descubrir que quienes no esperamos, forman parte de ese colectivo que cree que las normas y restricciones son para otros. No nos engañemos, la responsabilidad y la coherencia, siguen siendo valores caros para quienes viven barato.

No, la gente no acepta que, uno tenga su propia fe.

Y así seguimos, cher Brassens.

BSO. Ombra mai fu (nunca fue una sombra). Händel. Andreas Scholl.

Cada 22 de noviembre es un texto homenaje, al día de la música y al abuelo.

100. Ciento -y volando-.

Aleksandr Rodchenko Escalera de incendio -1925- y Escaleras -1929-.

Cien. Apóc. de ciento.

1. adj. Diez veces diez. Cien doblones. Cien años. U. t. c. pron. —¿Cuántos alumnos tiene? —Cien.

2. adj. ponder. Expresa una cantidad indeterminada. Te lo he dicho cien veces.

3. m. Número natural que sigue al noventa y nueve. El cien es su número favorito.

4. m. Conjunto de signos con que se representa el número cien.

a cien

1. loc. adv. coloq. En o con un alto grado de excitación. Poner a cien. Ir a cien.

cien por cien

1. loc. adv. En su totalidad, del principio al fin.

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Cien jacas caracolean.

Sus jinetes están muertos. 1

Cien veces yo te he visto echar semillas en la tierra

-negro sin tierra-. 2

de la luz de cien incendios pavorosos,

de cien soles fulgurantes… 3

Cuando armó las cien manos belicosas,

Tifeo con cien montes, insolente, 4

cien veces me ofreciste tu sombra en el verano;

cien veces tu perfume fue a visitar mi casa, 5

he navegado en cien mares,

y atracado en cien riberas. 6

Cien cabezas humanas

tintadas de rojo, anillaron el fuego. 7

tiene otros cien mil dentro del pecho

que alternan su dolor por su garganta; 8

Palacio de oro y oro donde habita una maga

que ha dormido cien años por maldición aciaga. 9

¿Qué pensarán de mi sombrero,

en cien años más, los polacos? 10

Ciento -y volando- los versos que se escapan con el viento, con el tiempo, el que arruga las costuras, que las desenreda. Y se llenan de ausencias. Las que no se nombran. Las que no tienen voz. Se la zurcieron a la sombra de su sombra, con verbo debido.  Remendaron los jirones en los que se convirtieron los trapos que desvisten. De arriba abajo y viceversa. Ya no eran más que eso, trapos; ni cubrían ni escondían las miserias. Quedaban al aire, como heridas abiertas.

Fueron tantos días como puntadas, y como puntadas, textos. Se engancharon en cada palabra muda, en cada verso escondido. Muchos murieron de tanto silencio. Otros, empujaban fuerte por salir. Sí, una vez más se bordaban como quien sutura una vieja herida.

Ella llevaba muchas a sus espaldas, propias y ajenas. No sabía si fueron cien, más o menos. No las contó. ¿Para qué? Pensó. Quizás tuviera razón.

Las soltaba como un náufrago lanzaba mensajes en botellas de ron vacías. Con la misma ilusión y esperanza. Escribió un anhelo que no conocía. Con hambre atrasada. Con la que zurcía harapos que otros hacían prenda y bandera. Ésas que se deshicieron cuando faltó el futuro. Se fueron volando como las promesas rotas que nunca existieron. Más de cien mentiras, pensó. Aquellas que seguían alimentándose de ausencia, como cien sonetos pasados por agua. Empapados. Arrugando las costuras que negaron tantas veces su nombre. Y el suyo. Y el de ella. Todas. Y ninguna.

Día de las Escritoras. Por todas. Por sus nombres y sus voces.

Cien textos Entramados.

¿Adivinan qué falta?

1 Poema «Muerte de la petenera» de Federico García Lorca.

2 Poema «negro sin nada en tu casa» de Manuel del Cabral.

3 Poema «Vade Retro» de Pedro Bonifacio Palacios.

4 Poema «parnaso español 23» de Francisco de Quevedo.

5 Poema «el árbol viejo» de José Ángel Buesa.

6 Poema «He andado muchos caminos» de Antonio Machado.

7 Poema «Camp-fire» de Alfonsina Storni.

8 Poema «Con diferencia tal, con gracia tanta» de Góngora.

9 Poema «El sueño» de Alfonsina Storni.

10 Poema «qué pensarán de mi sombrero» de Pablo Neruda.

Exacto, más de ellas.

Aleksandr Rodchenko almuerzo en la cafetería de la fábrica -1931-.

BSO. Peaky Blinders.